viernes, 26 de agosto de 2022

 

LOS SAHARAUIS SON LOS QUE TIENEN LA PALABRA

 

La idea de que solo son los saharauis quienes deben decidir sobre su futuro no solo es legítima, sostenida por el derecho internacional y las Naciones Unidas; se trata de un principio absolutamente necesario para resolver un contencioso como el que existe actualmente en el Sahara Occidental.

Y, en consecuencia, nadie tiene el derecho a decir los saharauis son marroquíes, argelinos o marcianos. Son lo que son, y ni Marruecos ni España, ni los Estados Unidos pueden decidir en su nombre. Este es el gran defecto del plan autonómico de Marruecos. Y es falsa la afirmación de que Marruecos propuso en su día un referéndum. Fueron las Naciones Unidas quienes lo propusieron; crearon una misión para organizarlo y establecieron un censo electoral basado en los antiguos censos españoles. Esta es la verdad absoluta.

Es cierto, que al principio el rey Hasan II aceptó la idea de un referéndum, e incluso dijo que Marruecos sería el primero en reconocer al futuro estado saharaui; pero pronto empezaron las diferencias sobre la composición del censo. Marruecos no aceptó el censo español y quiso que los colonos marroquíes instalados en el territorio pudieran participar en la consulta. Es evidente que de esta forma el censo final hubiera resultado en detrimento de los saharauis; lo únicos que podían presentar su voto.

Esta es la historia. El referéndum no ha podido celebrarse hasta ahora por dos motivos: el primero, el desacuerdo sobre el censo; y el segundo, más brutal, la decisión final de Marruecos de considerar al territorio como su “provincias del sur”, poniendo un punto final a toda consulta a los saharauis,

Esta es una relación absolutamente coherente con la realidad. No han sido los saharauis los que no han podido celebrar la consulta, no han sido ellos lo que han aceptado ser marroquíes, porque no lo son. No es difícil señalar al culpable de la situación actual.

Por ello, el sr Borrell ha sido coherente con el principio de celebrar la consulta electoral y en señalar que no se puede ignorar el papel de Naciones Unidas. Marruecos no lo ignora pero desde que emprendió su huida hacia adelante considera el caso como cerrado.

Rabat ha obtenido apoyos; no puede negarse. El expresidente, Trump, y el presidente, Pedro Sánchez, encabezan la lista intentando convencer a los saharauis que acepten el plan marroquí. En esa incentiva se hacen los emisarios de Rabat.

Otros líderes, como el presidente Emmanuel Macron, no ha seguido esa línea, Macron tiene excelentes relaciones económicas con Rabat, pero se mantiene en su posición inicial de apoyo al referéndum. Un buen punto para el ejecutivo francés.

El proyecto de Marruecos no tiene nada que ver con Naciones Unidas, como ha señalado la portavoz del gobierno español. La ONU acepta, es cierto, la alternativa de una solución negociada que satisfaga a las dos partes enfrentadas, pero tal opción no se enmarca, ni mucho menos, en la propuesta marroquí.

Por desgracia, es de prever que el emisario de la ONU, Stefan de Mistura, dimita de su cargo al comprobar que una de las partes no contempla en forma alguna saber que piensan los saharauis

 

(manuel ostos)

 

 

 

 

viernes, 19 de agosto de 2022

 EXPULSION, ¿LA SOLUCION?

Este lunes pasado, la guardia costera británica interceptó a 696 migrantes ilegales que viajaban a bordo de diversos tipos de embarcaciones, algunas de ellas tan frágiles que corrían el riesgo de hundirse. Se trata de la cifra de retenciones más grande reportada desde comienzos del año.

Al inicio de esta crisis, el Reino Unido se consideraba a salvo de las dificultades que atraviesan los países costeros mediterráneos; pero en la actualidad, la migración ilegal constituye la preocupación más acuciante de los británicos.

El Brexit fue votado por una mayoría no solo para establecer una economía en círculo cerrado, sino también para preservar las fronteras y romper con la política de acogida a que obligaba seguir en la Unión Europea. Ingleses, galeses y escoceses no desean que lleguen oleadas de rumanos, afganos, iraquíes y otros migrantes africanos o asiáticos. Consideran que el cupo de estos últimos ha llegado al límite.

Rishi Sunak y Liz Truss, los dos candidatos del partido conservador que aspiran a reemplazar al dimisionario Primer ministro, Boris Johnson, han hecho también de la migración el sujeto de mayor debate y al que prometen atajar reforzando el método abierto por Johnson, consistente en expulsar a los ilegales a Ruanda, tras haber firmado un acuerdo con el gobierno de ese país africano.

La otra cara de la medalla nos la ofrecen los países europeos costeros, Grecia, Italia y España, sobre todo, que expulsan a sus ilegales con cuentagotas, y en todo caso por cada expulsado llegan por lo menos otros cinco.  Italia mantiene una solución alternativa: entregar salvoconductos a los migrantes que les permitan atravesar la frontera, sabiendo pertinentemente que el deseo de esos individuos no es tanto permanecer en suelo italiano como refugiarse en Francia, Alemania, los países escandinavos y el Reino Unido.

Sin duda que muchos europeos se interrogan sobre cuantos años se necesitarán para que los  gobiernos apliquen el método de Londres y expulsen masivamente. Que las economías necesiten de esa mano de obra barata, nadie lo pone en duda, pero también cuenta la poca o nula disposición de esas personas para integrarse en las sociedades receptoras.

Las ONG y otras asociaciones que se proclaman defensoras de los derechos humanos se sitúan en la punta de lanza de los que condenan la mano dura contra los ilegales y desearían que las fronteras europeas se abrieran de par en par y sin limitaciones. De nada sirven recordarles que en Africa perdura una curva de la natalidad que sigue disparándose y que la colonización haya sido sustituida, en muchos casos, por un neocolonialismo que solo hace disfrutar a sus elites y al que le sirven los réditos de la exportación de sus nacionales.

Se mantiene también en curso la idea de que los refugiados ucranianos son bienvenidos porque son europeos y blancos, en tanto que los otros no entran en el molde. La idea, no por simplista, no deja de ser peligrosa, aunque si ahondamos en la cuestión, veremos que no es tanto un asunto de color, sino de la forma descontrolada de esas migraciones.

De manera que, a juicios de muchos expertos, por muchas reticencias que se planteen, las expulsiones terminarán por aplicarse sin remordimientos inútiles.

 

lunes, 14 de marzo de 2022

   EL SEGUNDO ERROR

 

En política y en el mundo real, sabido es que los errores se pagan a un alto precio. La UE se equivocó de plano al dar por buena la afirmación de Putin de que no atacaría ucrania. Los europeos lo creyeron. Los EEUU en cambio advirtieron que las fuerzas rusas invadirían al país vecino “en cuestión de semanas, de días o de horas”.Y los europeos tendieron a ridiculizar esta afirmación acusando al presidente, Joe Biden, de alarmismo. Pero fue Biden quien dijo la verdad a fin de cuentas.

 

En las semanas que precedieron la agresión, la UE y los EEUU tuvieron la posibilidad de rearmar al ejército ucraniano, proveerle de grandes cantidades de misiles suelo-aire (Stinger) y de misiles anti-tanques (Javelin). Pudieron trasladar los aviones MIG-29 de Polonia a bases ucranianas que todavía no habían sido atacadas. Los EEUU pudieron, incluso, instalar anti-misiles Patriot al oeste del país que iba a ser invadido.

Nada de esto se hizo antes de la invasión.

 

El segundo error ha sido todavía más dramático, si cabe. Cierto, éste proviene del primer error, pero la gran tragedia ha sido el bombardeo sistemático de ciudades y pueblo ucranianos; más de 2100 civiles muertos en tan solo Mariúpol, bombardeada con un terrible ensañamiento; centenares de niños destrozados por las bombas; ciudades convertidas en escombros; cerca ya de 3 millones de refugiados en los países vecinos. Un mar de sangre y de lágrimas provocado por el nuevo Hitler, el nuevo Stalin de Rusia. La fuerza militar de Rusia es muy superior a la de Ucrania; por ello parece improbable una salida que no satisfaga las exigencias de Rusia. Si las negociaciones entre las dos partes confluyen Ucrania perderá otras partes de su territorio, quedará neutralizada militarmente y permanecerá sometida al monstruo vecino.

 

Putin jugó fuerte apostando por la pasividad de la OTAN, dejándole libre para destrozar Ucrania.  Y es muy posible que la amenaza nuclear del dictador ruso hubiera durado el tiempo en que los EEUU habrían puesto sus fuerzas nucleares en alerta. Una guerra convencional se habría desatado, sin que ni uno ni otro pulsara el botón rojo. Por eso, en  esa partida de póker, ha sido la OTAN la que no ha sabido aceptar el envite.

 

manuel ostos

 

 

viernes, 18 de febrero de 2022

 

¡ALARMA!

 

La crisis de Ucrania nos ha vuelto a traer las voces alarmistas, y en buena parte manipuladas, sobre una invasión militar rusa en ese antiguo país de la Unión Soviética.

El presidente norteamericano, Joe Biden, y su secretario de Exteriores, Blinken, nos han duchado día tras día sobre esa invasión, diciéndonos que tienen la seguridad de que Putin a enviar sus carros de combate en una semana; en unos días; en unas horas; que es inminente. Nada de esto ha ocurrido hasta ahora, aunque es verdad que podría producirse.

La enviada especial en Kiev de un gran diario español, señalaba que el día en que Biden estaba convencido de que la invasión ocurriría en horas, la población de la capital ucrania vivía con total normalidad sin hacer caso a las predicciones catastróficas del inquilino de la Casa Blanca.

Y hasta el presidente ucranio, Zelensky, mostraba su malhumor hacia los vaticinios de Biden, Blinken, la CIA y otros etcéteras, criticando que este alarmismo estaba causando una atmosfera de pánico entre sus ciudadanos. Zelensky intentaba así requerir a Biden que se calmara y no siguiera con el juego del alarmismo.

Lo triste es que la prensa española, en su inmensa mayoría, ha repetido a diario las alarmas de Biden y ha pasado en silencio, o en muy pocas líneas, las declaraciones de Putin y de su ministro, Levrov, desmintiéndolas.

Que la prensa occidental defienda a Occidente, a la OTAN y a todos sus políticos, oarece ser algo natural y reiterativo, pero no por ello es menos criticable. Los Estados Unidos han empleado a fondo la parte sicológica y propagandística de una guerra, pero ello no les da razón para que la prensa europea no actúe con moderación y sin alarmismo.

No hay que cubrirse con la piel del oso antes de matarlo; y no hay que lanzar al vuelo las campanas de la guerra mientras la “víctima” de una presunta agresión rusa no se haya invadida y verificado por fuentes credibles.

Nadie quiere una Ucrania avasallada, pero ningún lector desea tampoco que la desinformación sea el plato de cada día. La alarma no es imparcial; la desnformación mucho menos.

Ucrania es un país más complejo que el mostrado por Biden. Allí existe una amplia mayoría de habla rusa que siempre ha mantenido buenas relaciones con el vecino. Al  oeste, la mayoría es pro-occidental y quisiera que se le ayudara a tener una mejor vida, … pero al mismo tiempo, y contrariamente a los que ventea Washington, este mejor nivel de vida no lo relaciona la gente en entrar en la OTAN. En sus tiempos, nunca sostuvieron la presencia del Pacto de Varsovia, y están cansados y hartos de verse abocados a una alianza militarista.

Hace años estuvimos en Kiev y nos trasladamos a Lugansk. Allí había un sentimiento profundo favorable a Rusia, en buena parte por practicar su lengua. Pero en ningún momento nos dijeron que apoyarían el separatismo, cosa que luego ocurrió lamentablemente,

 

manuel ostos

 

miércoles, 17 de junio de 2020

EL PEOR DE LOS HALCONES

 

Al presidente, Donald Trump, no le faltan sus enemigos. Hasta ahora, el último de la lista es el exconsejero nacional de seguridad, John Bolton, uno de los políticos más conservadores del “establishment” estadounidense, ferreo partidario de la acción dura en la política exterior, calificado por sus propios amigos de “halcón entre los halcones”.  

A Bolton hay que acreditarle haber sido el promotor de la invasión de Irak cuando era asesor del presidente, George W. Bush. Juró entonces que Sadam Husein poseía armas de destrucción masiva y consiguió enrolar en ese montaje al que era, entonces, el secretario de Estado, Colin Powell.

Al igual que otros altos funcionarios de la Casa Blanca que fueron despedidos por Trump, incluidos varios generales de cuatro estrellas, Bolton se puso a escribir un libro sobre su trabajo en el ala oeste de la residencia presidencial, y sus conversaciones con el presidente en el despacho de este último. La obra, bajo el sugestivo título de “The Room Where It Happened: A White House Memoir” (La habitación en la que esto sucedió: Recuerdos de la Casa Blanca) será puesta en venta el próximo martes por el prestigioso editor “Simon and Schuster”·

Pero todavía pueden producirse sorpresas, teniendo en cuenta que tanto la Casa Blanca como Trump han decidido atacar a Bolton por “divulgar secretos de estado”, lo que podría terminar ante los tribunales.

Según las normas del Consejo Nacional de Seguridad, el alto personal de la Casa Blanca no puede publicar sus memorias antes de que el manuscrito le sea sometido por su valoración. Y el presidente de los EEUU que ha calificado a su antiguo asesor de seguridad nacional de “traidor” parece estar dispuesto a que la obra no salga a la luz pública.

Bolton y su editor han asegurado que no existe en el manuscrito nada que pueda ser calificado de secreto de estado, y que por tanto no se va a poner en tela de juicio la seguridad de los Estados Unidos.

No obstante ello, en los avances del libro dado a conocer por el editor figuran comentarios muy ácidos sobre la manera de comportarse de Trump y su errática visión sobre los asuntos que transitan por su despacho, tanto en temas de orden nacional como de los más delicados de la política exterior.

Cuando Bolton coincide con el partido demócrata de que pidió al presidente de Ucrania que investigara sobre el hijo de exvicepresidente, Joe Biden, a cambio de garantizarle una ayuda militar, no está revelando nada nuevo. Ese fue el asunto que condujo a los demócratas a organizar un proceso de destitución contra Trump, que a la postre estaba condenado al fracaso por el partido republicano, con mayoría en el Senado, no lo permitiría, como así ocurrió.

Trump no se ha detenido en chinitas al afirmar que todas y cada una de las conversaciones que mantuvo con Bolton “tête à tête” son secretos de estado que no pueden violarse. Una opinión probablemente exagerada pero que traduce bien el estilo del presidente.

¿Qué secretos puede revelar Bolton? Sus conversaciones con Trump tuvieron como temario un vasto panorama: Rusia, China, Norcorea, Iran, Venezuela, Siria, etc. Hay temas a espuertas pero secretos de verdad que puedan poner en peligro la seguridad nacional de los EEUU son difíciles de prever. Bolton es lo suficientemente inteligente para haberse reservados los asuntos más sensibles.

Lo que sí puede interesar al lector es la descripción del caótico y depresivo clima que impera en la Casa Blanca, y en particular en el ala oeste, la más sensible. Pero todo ello no es nuevo. Otros altos funcionarios que abandonaron la sede presidencial ya han narrado el “clima de locos” que planea sobre los despachos. Bolton no puede añadir gran cosa.

Tampoco es nuevo que Bolton afirme que a Trump lo primero que le importa es ser reelegido en noviembre y que “todo lo que hace” tiene esa finalidad, aunque la apostilla resulta también exagerada.

Quienes se han pronunciado contra el libro dicen, con atino, que si Bolton hubiera tenido argumentos de verdadero peso contra Trump lo lógico hubiera sido haberlos expuestos en el Congreso durante el proceso de destitución. No lo hizo, no porque los hubiera reservado para sus lectores, sino porque en el fondo no los poseía. Bolton, añade, no tiene otro objetivo que ganar un buen montón de dinero con su libro, y presentarse como una víctima expiatoria.

Tal vez la mejor imagen de Bolton, y de sus demonios interiores, la diera al ser contratado por la cadena conservadora Fox News antes de ser llamado por Trump a su lado. Oyendo y viendo a Bolton era como volver a la guerra fría, o dicho mejor a la guerra caliente, porque su argumentario sostenía que los EEUU debían entrar en guerra contra todo aquel que cuestionara su “leadership” como guardián del orden internacional: un halcón peligroso.

 

manuel ostos

molop1943@gmail.com


domingo, 5 de enero de 2020

EL HONOR Y EL SILLON


Las cuentas están hechas. España contará este martes con el primer gobierno de coalición de la democracia; el resultado de un compromiso entre el socialista, Pedro Sánchez, el filocomunista, Pablo Iglesias, y la ERC independentista.
Envuelto en las contradicciones, que lo han venido caracterizando, Sánchez ha entrado de lleno en un mesianismo dudoso que le puede pasar en tiempo indeterminado una grave factura.
Y esto es así porque haber apelado a Podemos y a la ERC para mantenerse en la Moncloa, no es un simple ejercicio político sin riesgos ni reproches; ya se podrá ver más pronto que tarde.
Lo primero que a los españoles nos viene en mente, ante estos hechos, es que Sánchez no es hombre de fiar, por mucho que afirme que entre las concesiones que brindará al independentismo catalán no figure el derecho a la autodeterminación; que por cierto no existe en ni una sola de las Constituciones europeas.
Sánchez las va a tener muy difíciles con los secesionistas catalanes, porque todos ellos (JxCat, ERC y CUP) se han dado como misión la de romper España y llevar a cabo lo que no pudieron hacer los republicanos a lo largo de nuestra guerra civil. Para estos partidos, que no representan más del 40 por ciento de los catalanes, la ocasión es propicia para regresar a otro 1936, aunque entienden que no les hará falta si el gobierno bipartito no tendrá otra alternativa que ir cediendo terreno paso a paso para preservar el inestable equilibrio actual.
Lo honrado para Sánchez hubiera sido apartarse de su obsesión por seguir al mando del ejecutivo, imitando el  “más vale honra sin barcos, que barcos sin honra”, como dijo Méndez Núñez. Esa actitud le hubiera portado el respeto de sus compatriotas. Continuar con el sillón con tan solo uno o dos votos de diferencia, en el segundo intento, le retratará como un político mediocre.
No se puede gobernar complaciendo a los que quieren hundir a España. La judicialización del grave problema de Cataluña significa el respecto a las leyes. Es una barbaridad presionar a la abogacía del Estado como ha venido denunciándose en el campo de ésta última.
Tampoco se puede afirmar un día que no aceptará las exigencias de los filocomunistas, para entregarles al otro día una vicepresidencia y cuatro ministerios. Por continuar en el sillón, Sánchez ha vendido su alma al diablo. Los españoles no lo echaremos en saco roto.


Manuel Ostos


5/1/20

viernes, 5 de julio de 2019




BILD today publishes the news of the rape of an 18-year-old German girl in Mallorca by four Germans. But BILD does not explain that the rapists are Germans of Turkish origin. That is, they are TURKS before German. This is the problem we have in Europe; the existence of Muslims who do not adapt to our culture or our customs and in whose ranks there are criminals, rapists and thieves. This is the gift of Erdogan and his predecessors. Luckily these Turks with German passports will be condemned by the Spanish Justice.
Thanks and regards
Manuel Ostos
Journalist of the Spanish press agency (retired)
molop1943@gmail.com

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