EL HONOR Y EL SILLON
Las cuentas están hechas. España contará este martes con el
primer gobierno de coalición de la democracia; el resultado de un compromiso
entre el socialista, Pedro Sánchez, el filocomunista, Pablo Iglesias, y la ERC independentista.
Envuelto en las contradicciones, que lo han venido
caracterizando, Sánchez ha entrado de lleno en un mesianismo dudoso que le
puede pasar en tiempo indeterminado una grave factura.
Y esto es así porque haber apelado a Podemos y a la ERC para
mantenerse en la Moncloa, no es un simple ejercicio político sin riesgos ni
reproches; ya se podrá ver más pronto que tarde.
Lo primero que a los españoles nos viene en mente, ante
estos hechos, es que Sánchez no es hombre de fiar, por mucho que afirme que
entre las concesiones que brindará al independentismo catalán no figure el
derecho a la autodeterminación; que por cierto no existe en ni una sola de las
Constituciones europeas.
Sánchez las va a tener muy difíciles con los secesionistas
catalanes, porque todos ellos (JxCat, ERC y CUP) se han dado como misión la de
romper España y llevar a cabo lo que no pudieron hacer los republicanos a lo
largo de nuestra guerra civil. Para estos partidos, que no representan más del
40 por ciento de los catalanes, la ocasión es propicia para regresar a otro
1936, aunque entienden que no les hará falta si el gobierno bipartito no tendrá
otra alternativa que ir cediendo terreno paso a paso para preservar el
inestable equilibrio actual.
Lo honrado para Sánchez hubiera sido apartarse de su
obsesión por seguir al mando del ejecutivo, imitando el “más vale honra sin barcos, que barcos sin
honra”, como dijo Méndez Núñez. Esa actitud le hubiera portado el respeto de
sus compatriotas. Continuar con el sillón con tan solo uno o dos votos de
diferencia, en el segundo intento, le retratará como un político mediocre.
No se puede gobernar complaciendo a los que quieren hundir a
España. La judicialización del grave problema de Cataluña significa el respecto
a las leyes. Es una barbaridad presionar a la abogacía del Estado como ha
venido denunciándose en el campo de ésta última.
Tampoco se puede afirmar un día que no aceptará las exigencias
de los filocomunistas, para entregarles al otro día una vicepresidencia y
cuatro ministerios. Por continuar en el sillón, Sánchez ha vendido su alma al
diablo. Los españoles no lo echaremos en saco roto.
Manuel Ostos
5/1/20
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