domingo, 29 de julio de 2018


Con todo respeto
Estamos llegando al límite de lo que puede acoger España en materia de emigrantes.  No hay que taparse los ojos; ésta es la realidad.
Las ONG están jugando un papel negativo, aunque no quieran entenderlo así. La protección de derechos humanos está muy bien, pero la acogida de toda la miseria del mundo no es posible y hay que comprenderlo así.
Ya no son las pateras interceptadas en el estrecho de Gibraltar. Ahora llegan a las playas andaluzas en botes y los emigrantes salen corriendo en medio de los turistas asustados por este espectáculo.
Es una verdadera invasión. España no puede convertirse en un anexo de África. Está en grave peligro nuestra civilización judeo-cristiana. No es un problema de racismo; es una cuestión de supervivencia. No es cierto que los españoles sostenemos la invasión africana. Italia ha adoptado una vía de recurso y España no puede continuar siendo ahora el principal punto de llegada de los emigrantes africanos. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Si no ponemos coto a la invasión los españoles llegara un día en que seremos minoría en nuestro propio país. ¿Se dan cuenta de esa hipótesis espeluznante?
Los guardias civiles atacados con cal viva en Ceuta, apaleados y sin capacidad para hacer frente a la invasión.
Esto no puede seguir así.


Manuel Ostos
Antiguo corresponsal de:
Agencia EFE
El País.

molop1943@gmail.com


sábado, 2 de junio de 2018


UNA AMBICIÓN DESMEDIDA  

Una ambición desmedida por el poder ha llevado a Pedro Sánchez a aceptar el apoyo de todos los diablos de la anti-España: los secesionistas catalanes y vascos, y los de la extrema izquierda representada por Iglesias y sus consortes.
Urkullu cambió a última hora de chaqueta por un mayor plato de lentejas, e Iglesias besuqueó rendido al líder socialista implorando una cartera ministerial, que el de Ferraz no le va a dar por ahora en esta andadura.
Sánchez debiera haber tenido la decencia de rechazar el voto de los catalanistas y de Bildu. “Si me quieren votar, allá ellos”, hubiera podido decir, pero no lo hizo, y en consecuencia la coalición que le llevo al poder es lo más heteróclito y vergonzoso del abanico político.
Es evidente que uno de los grandes males de la política en España es la corrupción que se ha llevado por delante a Rajoy. Pero existen otros males tan denigrantes: vender su alma al diablo por el poder; tener poca decencia en los actos políticos personales y no renegar de sus impresentables aliados de fortuna.
Tarra ha dicho que quiere hablar con Sánchez “de gobierno a gobierno”, tirando por la calle de en medio. Urkullu ya no se contenta con 500 millones, y Podemos va a tirar la soga hasta que el socialista le ofrezca algunos caramelos.
Lo políticamente correcto sería que Sánchez convocara nuevas elecciones para comprobar si su aura ante los españoles es tan grande como se cree él mismo. Pero no lo va a hacer hasta que culmine la legislatura, confiando en que eso le de el tiempo suficiente para ganar algunos enteros ante la opinión pública. Difícil tesitura si la hay porque tan corruptos han sido los socialistas como los populares.
De esta jaula de grillos, Rivera es el que tiene un mejor porvenir por delante, así que no es de extrañar de que la extrema izquierda y los secesionistas catalanes le tilden de fascista y de franquista. ¡Qué fácil es, hoy en día, lanzar tales insultos para lo que no tienen argumentos válidos! Insultar, como calumnia que algo queda, les encanta a esas huestes republicano-marxistas y chavistas de baja estofa.
El francés Clemenceau dijo, con atino, que la guerra era un asunto demasiado serio para dejárselo a los militares. Claro que la política no es menos seria para ponerla en manos de un Sánchez deslavado con lejía.

manuel ostos






miércoles, 2 de mayo de 2018


MAYO 68 MAYO 2018 COINCIDENCIAS IMPROBABLES


Las manifestaciones estudiantiles que tienen lugar actualmente en la capital francesa, y las escenas insólitas de violencias que acompañaron los desfiles de este Primero de Mayo, han llevado a algunos analistas a imaginar que podría volver a repetirse la revolución de 1968, a la que poco faltó para desembocar en un golpe de Estado.

No existen verdaderas similitudes entre ambos acontecimientos, por lo que asimilarlos no me parece correcto ni oportuno.

El mayo 68 francés se inició como una revuelta juvenil que, en sus últimas fases, pretendía cambiar profundamente la sociedad introduciendo en ella una fuerte dosis de populismo. Pero fue, cuando los aparatos sindicales adoptaron la decisión oportunista de unirse a los estudiantes, declarando una huelga general que llegó a paralizar todo el país, el momento en que aquello se transformó en un conato de insurrección hasta hacer tambalear al régimen.

Nada esto ocurre ni va a ocurrir este mayo. Los sindicatos se han curado en salud y saben que no ha llegado el momento de optar poa la huelga general. Cierto es que los motivos de descontento no faltan. Por no citar más que uno existe el de la reforma social de la red de ferrocarriles (SNCF) en el marco de una privatización con demasiados flecos.

En mayo 68 la oposición política representada por la izquierda socialista, con sus líderes históricos, Mendes-France y Mitterrand, y el partido comunista, se incorporaron a la revuelta inicial porque creyeron que había llegado el momento de tumbar al gobierno de derechas para constituir un gobierno alternativo de “unidad nacional”. El golpe de Estado se puso entonces em marcha.

Este mayo, el partido socialista se encuentra en estado de descomposición avanzada; los comunistas cuentan también poco; la derecha está también dividida, y el Parlamento está dominado por el nuevo partido de Emanuel Macrón (La república en marcha) donde cohabitan centristas, gentes de derecha y de izquierda, liberales y de otros talentes). Absurdo es creer que el régimen se encuentre en peligro.

En mayo 68, el estudiantado tuvo que cohabitar con una importante fracción de anarquistas que se atrincheró en la Sorbona. El terreno ya estaba abonado por los maoístas para que se desatara la violencia. La revolución cultural china se encontraba en pleno apogeo. Y con todo, los extremistas se defendieron en las barricadas del barrio latino pero no organizaron batallones de choque como los que se han visto en Paris este Primero de Mayo.

El tradicional desfile sindical de este mayo, generalmente protegido por los servicios de orden de los propios sindicatos, se vino abajo cuando se colocaron al frente de la marcha un millar de encapuchados violentos que atacaron a las fuerzas del orden y causaron enormes destrozos en el mobiliario urbano.

Estos ”casseurs”  (destructores) no son simples gamberros. Proceden de los pueblos limítrofes de la capital; son jóvenes desocupados que han sucumbido a la propaganda islamistas, quieren hacer la guerra por su cuenta y les encanta destrozar todo lo que se les ponga por delante. Están encuadrados en el autoproclamado “Black bloc” emergente del que por ahora muy poco se sabe. Y está descartada cualquier afinidad con el estudiantado o los sindicalistas.

Tampoco se sabe de estos “destructores” que este 1 de mayo actuaron como alimañas, que para la extrema izquierda que encarna, Jean Luc Melenchon, se tratarían de bandas juveniles de la extrema derecha fascista; mientras la derecha afirma, por el contrario, que provienen de “la izquierda de la izquierda”.

 El gobierno parece haber aprendido las lecciones de Mayo 68 para no caer en los errores que pusieron en jaque al histórico, Charles de Gaulle, llevándole a no descartar su dimisión del puesto presidencial. El general, arropado por el Ejército, se rehízo a tiempo y retomó el mando con la ayuda implícita de unos sindicatos que se habían hartado de la impreparación de una juventud bastante desorientada.

El presidente Macrón sabe que no existen similitudes entre uno y otro caso; que no va a ser empujado a la dimisión, ni mucho menos, porque no existe ninguna fuerza parlamentaria con el poder suficiente para sustituirse al régimen vigente.

La sociedad francesa se ha vuelto más madura, ha cambiado lo suficiente para entender que el peligro viene ahora del terrorismo islamista y de esa masa juvenil sin trabajo, de “dealers” de la droga, de la prostitución y de todos los tráficos, que domina los barrios periféricos de muchas ciudades.   

Mayo 68 fue una revolución, es cierto, pero una revolución un tanto romántica que protestaba por la guerra de Viet-Nam, que se agolpaba con placer en los festivales hippies de Amougies , de Woodstock y la isla de Wight, que en vez de violencia prefería hacer el amor y no la guerra. Este mayo parisino es diferente.



Manuel Ostos






domingo, 15 de abril de 2018


PARA QUE SIRVEN LAS NACIONES UNIDAS?



La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue fundada en 1945 para dirimir las diferencias entre los paises miembros, preservar la paz mundial y garantizar la solución política de los conflictos. En su Carta programática, la ONU  codifica los grandes principios de las relaciones internacionales, reprimiendo todo acto de agresión u otra ruptura de la paz. El Consejo de Seguridad, donde cinco países tienen derecho de voto (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido) tiene como principal responsabilidad el mantener la paz y la seguridad internacionales.
Por lo tanto, en acorde con el derecho internacional, todo acto de agresión no autorizado por el Consejo constituye “de facto” una violación de los principios que dieron nacimiento a la ONU. Cierto es, sin embargo, que frente al derecho de veto, muchas de las resoluciones presentadas al Consejo no llegan a materializarse.
La idea de que se puede estar dentro y fuera de las Naciones Unidas ha sido puesta en práctica desde el mismo día en que fueron creadas. El primer ejemplo es el de Israel que, de manera sistemática, ha desatendido todas las resoluciones del Consejo relativas a los territorios ocupados por este país a partir de la guerra israélo-árabe de 1967.
Los EEUU invadieron Irak en marzo de 2003 sin tener en cuenta al Consejo, acusando a Bagdad de disponer de un arsenal de armas de destrucción masiva, lo que luego se pudo comprobar que no correspondía a la realidad. Los EEUU querían liquidar al régimen de Sadam Husein y no les importaba violar tratados y derechos.
El pasado sábado, el presidente Trump, apoyado por la Primera ministro británica, Theresa May, y el presidente francés, Emanuel Macron, bombardearon diversas instalaciones militares sirias, en respuesta al empleo de gases tóxicos, presuntamente lanzados por el régimen de Bachar El Assad contra la localidad de Duma, en manos de los rebeldes.
Washington, Londres y Paris han asegurado que disponen de pruebas de que fue Damasco el responsable del empleo del arma química. Sus fuentes: los informes de sus servicios de inteligencia. Pero hasta ahora no han presentado la menor prueba fidedigna.
Los servicios de inteligencia no tenían agentes en Duma y, por lo tanto, sus fuentes eran los propios rebeldes y las fotos y videos mostradas por éstos en las redes sociales. Ni que decir tiene que estas fuentes no eran neutrales.
Cuando se dio a conocer el empleo de gases, el ejército sirio estaba a punto de penetrar en Duma, lo que hizo este domingo, de manera que uno puede interrogarse ¿para que gasear si la zona iba a ser ocupada?
No se ha prestado la atención debida a las declaración hecha por los rebeldes en el sentido de calificar de “farsa” el bombardeo del trío occidental, afirmando que su deseo fue y sigue siendo eliminar a El Assad. A los rebeldes no les basta con que Trump lance sus misiles; lo que desean es que se bombardee y mate al presidente sirio.
Pero el general Mattis, ministro estadounidense de Defensa, ha señalado que los EEUU no persiguen cambiar el régimen que gobierna en Damasco. Por lo tanto, el envío de misiles no ha satisfecho sus esperanzas.
¿Habrían montado los rebeldes del grupo, Jayish El Islam, el escenario del ataque neurotóxico? Difícil de creer; sería una verdadera provocación, pero no puede afirmarse que es imposible. La rebelión contra El Assad está retrocediendo en todo el país desde que Rusia e Irán se han puesto del lado de Damasco, y a estas alturas los rebeldes no son criaturas incapaces de organizar una matanza de esas características, si estiman que la reacción occidental les va a ayudar en sus intentos de eliminar al régimen legal que gobierna Siria.
 Es oportuno recordar que cuando Sadam Husein empleó masivamente el arma química, durante la primera guerra del Golfo, contra la población de kurdos iraquíes, y luego contra Irán, los países occidentales no reaccionaron contra el dictador de Bagdad, porque entonces le estaban apoyando. Cinco mil habitantes del pueblo iraquí de Halabja murieron a causa de los efectos de gases sarín, mostaza y Tabum, y otros diez mil resultaron seriamente heridos.
En octubre de 2013 el semanario francés “Le Nouvel Observateur” afirmó que tres empresas francesas (Carbone Lorraine, Protec y De Dietrich) habrían ayudado a Irak a la producción de gases. Las tres firmas aseguraron que nunca vendieron directamente a Bagdad sus productos, añadiendo que “no podían ser responsables de lo que pudieran hacer los intermediarios”. La asociación de víctimas de Halabja afirma que Francia no fue el único país occidental que ayudó a Husein a crear sus reservas de gases tóxicos.
¿Para que sirve la ONU, pues, si lo que debía ser un cortafuegos se convierte en una barrera minúscula que algunos gobiernos saltan alegremente? El general De Gaulle decía la ONU era “esta extravagancia” (ce machin) que para poco servía. Tenía razón el hombre que liberó a Francia de la invasión nazi. Y lo que dijo todavía sirve de referencia.

Manuel Ostos





martes, 27 de marzo de 2018


Duros editoriales de la prensa extranjera contra España por el problema catalán, o mejor dicho contra Rajoy y el juez Llarena. The Times y Le Monde se destacan por su dureza. De manera que, por mucho que cueste, Puigdemont ha logrado internacionalizar el caso de Catalunya.

Spain Again

Since October of last year, the Spanish government has consistently handled the thorny issue of Catalonian separatism with recklessness, heavy handedness and an apparent desire to make a difficult situation far worse. Late last week, a judge in Spains supreme court issued international arrest warrants for six fugitive Catalan leaders who have been charged with rebellion. Yesterday, the erstwhile Catalan president Carles Puigdemont was arrested in Germany. If he is extradited, as seems likely, he could face up to 30 years in prison.

Mr Puigdemont fled Spain in October after declaring Catalan independence. During the referendum that narrowly preceded this somewhat grandiose act, Spanish riot police were deployed, seizing ballot boxes and shooting Catalans of all ages with rubber bullets. Hundreds were hospitalised. That referendum had been illegal under the Spanish constitution, and a court had ordered police to prevent it. The defence of Spanish unity, even so, was not well served by images of dissenters under attack at the polls, and nor by what happened next. Within days, 13 Catalan politicians were either in jail, on bail, or in exile. The Catalan government was sacked and direct rule from Madrid was imposed. Mr Puigdemont wound up in Belgium. A regional election in December could have kick-started a process of reconciliation. Instead, a small majority for pro-independence parties, coupled with a pro-Spanish party being the single largest force led to further deadlock. Later that month, Judge Pablo Llarena of the Spanish supreme court withdrew international arrest warrants for the renegade former president and four of his colleagues.

On Friday, they were reactivated, surprising Mr Puigdemont who was in Helsinki, visiting the Finnish parliament. He is now detained in Germany. Having hoped to be reinstated into office after Decembers elections, Mr Puigdemont had already found himself barred by a court from being invested as president in absentia. In his place, he appointed Jordi Sànchez, a fellow independence leader, only for the court to rule that Mr Sànchez, who was already in custody, could not leave prison for investiture either. Jordi Turull, formerly Mr Puigdemonts chief of staff, emerged as the next likely candidate earlier this month. On Friday, he was arrested.

The fact that all these decisions have been made by judges rather than politicians makes Madrids plan to frustrate separatists into stasis no less obvious. Mariano Rajoy, Spains prime minister, has taken no real steps to comprehend why such a significant proportion of Catalans hope for independence. Instead he has adopted a pose of legalistic outrage, while Spanish police and courts have pursued separatist figures with gusto. Twice, police have searched the private jet of Pep Guardiola, the Spanish manager of Manchester City, apparently in fear that it was being used to smuggle Mr Puigdemont back into the country. Madrid has an existential fear of secessionism, not just in Catalonia but also of the Basques. This is no excuse, however, for treating a peaceful, slightly shambolic independence movement as though it were a dangerous rebel army.

Catalonian independence is probably a bad idea, certainly against the interests of the wider Spanish nation and very probably against the interests even of the region itself. In an atmosphere of greater calm and less brinkmanship, it is perfectly possible that a majority would shy away from the idea of independence in return for mild concessions toward self-governance and a return to stability. In seeking to portray strength, Mr Rajoys government instead looks panicky. Worse, it is surrendering moral authority to a flippant political movement that more often than not does not deserve it. Madrid needs to start speaking to its opponents and stop seeking to put them in jail.

miércoles, 28 de febrero de 2018


LOS MONJES DE TIBEHERINE SERAN BEATIFICADOS

Veintidos años después de haber sido asesinados, los siete monjes trapistas del Monasterio argelino de Tibeherine han sido reconocidos “mártires” por el Vaticano, primer paso para ser posteriormente beatificados.
En plena guerra de Argelia contra el terrorismo islamista, los monjes franceses se habían negado a abandonar su Monasterio del Atlas, situado a 80 kms. Al sur de Argel.
La región de Medea, donde esta situado el edificio, era un hervidero de grupos terroristas. El principal de ellos era el Grupo Islámico Armado (GIA). Los monjes, uno de los cuales tenían conocimientos médicos, recibían en el Monasterio a los terroristas heridos, de la misma forma que curaban y entregaban medicinas a los lugareños. Los monjes eran apreciados por las gentes, labriegos en su mayor parte, y hasta el GIA, que los visitaba de vez en cuando, parecía haberse acostumbrado a un modus vivendi pacifico con los religiosos.
En una breve entrevista telefónica que pude sostener con el hermano Celestin éste me aseguró que no abandonarían su misión “porque creemos que nadie quiere hacernos mal”.
“Nosotros ayudaremos en todo lo que podamos a los hermanos de la llanura y a los hermanos de la montaña”, añadió. Los “de la montaña” era su forma de referirse a los terroristas.
Por eso, pareció incomprensible cuando en la noche del 26 de marzo de 1996 un presunto comando del GIA se personó en el Monasterio, como hacía de costumbre, obligando a los religiosos a seguirles hacia un destino desconocido.
El 23 de mayo, el cabecilla principal del GIA, Djamel Zituni, anunció en un comunicado la autoría del secuestro, proponiendo su liberación a cambio de que varios miembros del grupo islamista, en prisión, fueran liberados.
A partir de entonces la historia se convierte en un nudo enrevesado de situaciones en las que intervienen los servicios secretos argelinos y franceses, que en este caso investigaron por su cuenta sin cooperar ni intercambiar lo que sabían.
El 30 de abril un individuo, identificándose como Abdulla, se presentó ante la embajada de Francia en Argel pidiendo ser recibido por algún oficial de los servicios secretos galos. Un miembro importante de esos servicios aceptó recibirle cuando le comunicó que tenía “un encargo de los monjes”.
Abdulla entregó una casette con una grabación hecha por los monjes secuestrados, que pudo ser verificada. En una nota adjunta, Zituni afirmaba que los liberaría si Francia ayudara a liberar a varios islamistas detenidos.
Los servicios franceses le dieron al emisario un código para concertar otra entrevista, sin comunicar a la inteligencia argelina.
La nueva entrevista nunca tuvo lugar porque el emisario no volvió a aparecer. En Argel se dio por seguro que los servicios argelinos se las habían arreglado para conocer la entrevista de la embajada y dieron muerte a Abdulla, aunque esto nunca fue reconocido oficialmente.
En plena guerra interna entre servicios secretos, e incluso entre los propios servicios rivales franceses que deseaban apuntarse el tanto de la liberación de los monjes, el GIA anunció en otro comunicado fechado el 21 de mayo que había asesinado a los religiosos asumiendo que habían fallado las negociaciones con Francia.
Dos días después, el gobierno argelino anunció que había localizado las cabezas de los monjes en un arcén de una carretera de la localidad de Medea. Sus cuerpos nunca fueron hallados. Las cabezas fueron los únicos restos enterrados en una ceremonia que tuvo lugar en la Basílica Nuestra Señora de África, en Argel, el 2 de junio de 1996. Se da el caso de que en la misma ceremonia fue enterrado a sus 92 años el histórico Arzobispo de Argel, el Cardenal Leon Duval, quien durante la guerra colonial ayudó al Frente de Liberación Nacional (FLN y, a la liberación del país, adoptó la nacionalidad argelina. Duval “murió de dolor por la pérdida de los monjes”, se dijo entonces.
El misterio del asesinato de los monjes ha tenido tantas explicaciones diferentes que nadie sabe con seguridad su verdadera historia. Varios antiguos oficiales de los servicios secretos argelinos que se exiliaron en Francia afirmaron que los monjes murieron cuando desde un helicóptero el ejército localizó un campamento del GIA y los ametralló sin saber que los religiosos estaban allí. Esa versión es la prima entre los medios de la seguridad francesa y de las autoridades religiosas.
Argel mantiene que fue el GIA el autor de la matanza, pero esa versión empezó a enflaquecer cuando, según los oficiales argelinos exiliados en Francia y Suiza, se afirmó que Zituni trabajaba bajo las órdenes de los servicios secretos (la Dirección de Información y Seguridad, DRS por sus siglas en francés) y que Argel no quería que los monjes se eternizaran en su Monasterio.
En junio de 2016 forenses franceses pudieron autopsiar las cabezas de los monjes, una vez desenterradas, sin que resultado haya dado hasta ahora la menor pista sobre quien o quienes degollaron a los religiosos

manuel ostos







martes, 9 de enero de 2018

UNICEF nos está inundando en la televisión y las redes sociales con imágenes de niños africanos famélicos y desnutridos. Pero ¿cual es la realidad subyacente?

Miren, el problema de los niños africanos radica en que en ese continente no existe el control de la natalidad ni el planing familiar. Las mujeres africanas dan a luz una media de 8 a 10 niños y una vez parido el problema deja de ser ellas porque recurren a ONGs y a Unicef, entre otras asociaciones, para que se hagan cargo de ellos.

Sabido es que la “exportación” a Occidente de los problemas de la infancia africana es una especialidad en los países del continente negro. Por una lado existe una clase dirigente neocolonial que vive rodeada del lujo, y por otro no se pone reparo a que el índice de la natalidad se dispare en flecha.

Unicef y las ONG se ocupan de esa miseria infantil, cuando lo que tendrían que hacer es propulsar el planing familiar. Vease el caso de China con su política del hijo único (ahora se permiten dos) que ha evitado lo que ocurre en Africa.

Se esta viendo que esa política de “exportación” alcanza también a la juventud y hasta algunos adultos que se echan a la mar para llegar a las costas europeas. Pero Europa no puede hacerse cargo de todas las miserias de mundo. Ustedes lo saben bien.


Por eso, yo no daré ni un céntimo a UNICEF ni a las ONG que quieren conmovernos sobre un problema de infancia desnutrida que ha sido creada por los propios africanos al no tener un control de su población.