YA NO CABEN MAS
El “Aquarius” desembarcará hoy, miércoles, en Malta una nueva “hornada” de migrantes, que serán acogidos por varios países europeos, entre ellos España. Es de suponer que una vez cumplida esa misión, el navío regresará a las aguas cercanas a las costas Libia para proseguir su misión “humanitaria”. Y esto puede convertirse en el cuento de nunca acabar, para regocijo de las mafias que trafican con los refugiados africanos.
En estos momentos hay cinco barcos de las ONG que patrullan en aguas internacionales a la altura de las costas libias: Aquarius; Sea Watch-3; Seefuchs; Lifeline; y Open Arms. ¿Por qué se puede discrepar de su acción humanitaria? Por la sencilla razón de que, en la práctica, representa un factor de complicidad con las mafias de traficantes.
Con anterioridad a la llegada de esa flotilla, los traficantes estaban obligados a llevar a los migrantes hasta las islas de Lampedusa y Sicilia. Ahora les basta con alejar a sus pateras a unos centenares de metros de la costa libia y lanzar un SOS a las ONG para que envíen uno de sus barcos a socorrerlos. “Es mucho más fácil” dice uno de los traficantes citados por la prensa italiana.
Pongamos el caso de uno solo de esos barcos, el “Open Arms”. Según “Pro-Activa”, la ONG que lo financia, ha podido socorrer a unos 59.213 refugiados desde que fue botado en julio de 2017. Las ONG estiman en 11.000 euros el coste diario de su acción, pero reconocen que por ahora no tienen problema de financiación .
Estamos ante un verdadero laberinto, entre la voluntad de acoger a los refugiados africanos y la capacidad de absorción de los países europeos; en particular los de la franja sur de la UE. Esa capacidad no puede ser ilimitada, como ha reconocido el presidente francés, Emanuel Macron, para quien las ONG “están haciendo mas fácil el trabajo de las mafias”.
Contrariamente a lo que podría suponerse, las opiniones públicas de los países europeos no solo no sostiene la acción de las ONG sino que las crítica. En las redes sociales pueden verse algunos ejemplos, como “Nos hemos convertido en una basurera, que las ONG llenan con la complicidad pasiva de nuestros gobiernos”, o “Estamos hartos de esas ONG, que se dicen humanitarias, que no son mas que cómplices de los traficantes. Estamos hartos de ser invadidos por todos esos extranjeros. Pronto no habrá señal de raza blanca en el suelo francés”, o “Europa se ha convertido en el Africa del Norte. Muchas gracias a esos traidores de políticos, asociaciones y periodistas”.
Cierto que esas frases son muy duras, pero es lo que hay en las redes sociales. Ignorarlo va a ahondar el vacío entre los gobiernos y la gente que reclama medidas con carácter urgente para remediar esta crisis que se profundiza cada día.
En vez de barcos, lo que se necesita es que los países de tránsito de los refugiados, Marruecos, Libia, Mauritania, Turquía, se comprometan, previa ayuda financiera, a hacer lo posible para impedir, dentro de lo posible, esa hemorragia de botes y pateras. Túnez es el país que más coopera en ese sentido. Turquía también actúa en el mismo sentido.
Porque ya no caben más.
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