Yo me encuentro
entre los españoles que no se pueden pagar una caldereta de langosta en uno de
los mejores restaurantes de Mallorca. Pero no es eso lo que reprocho al “camarada”
Iglesias, sino su forma de engañarnos diciéndonos sin rubor que él está al
servicio del pueblo. Ahora nos dice que ya no es comunista sino socialdemócrata
y como existen tantos tontos de capirote les votaran sin duda miles creyendo a
pies juntillas que él nos va a sacar de la crisis. Iglesias es un arribista
cuya verborrea, hay que reconocerlo, equivale al lanzamiento de una bolsa de
tinta de sepia para embaucarnos. No nos gusta su programa; no nos gusta su
diarrea mental ni su marxismo disfrazado de buen samaritano. Al interior de su
formación política sabe jugar al dictador y de puertas afueras se las da de
tímido… pero de bonachón tiene poco.
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