sábado, 26 de julio de 2014


EL HORROR DE GAZA



Hay que ser hipócrita y malnacido para afirmar que Israel se merece el premio Nóbel de la paz por su “contención” en Gaza, donde el último recuento de palestinos muertos por los bombardeos del ejército judío rebasan ya los 900, y muy posiblemente llegaran al millar en poco tiempo.
            Y ha sido el embajador de Israel en Estados Unidos, Ron Dremer, quien pronunció esta semana tales palabras dignas de un sicópata a quien poco le importa los ríos de sangre que las tropas de Tsahal vierten  sobre Gaza.
            Desde el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, hasta el último observador de este conflicto, admiten que la respuesta militar israelí a los lanzamientos de cohetes por parte del movimiento Hamas, es en todo punto desproporcionada. A la hora de bombardear la franja, Israel no se detiene en  rositas y no le importa que las bombas caigan sobre escuelas y hospitales, lo que contribuye a calificar la agresión en crímenes de guerra internacionalmente reconocidos.
            En el concierto de críticas a Israel, una de las más duras la ha pronunciado el Primer ministro turco, Recep Erdogan, al acusar a Israel de “sobrepasar a Hitler” en la barbarie que se comete en Gaza. “Los israelíes –ha dicho- no tienen consciencia, ni honor ni honra”. Ante ello, Tel Aviv reaccionó acusando al político turco de fomentar el antisemitismo.
         Las imágenes que nos llegan de Gaza son insostenibles. Sobre todo la de las decenas de niños palestinos con los rostros y el cuerpo bañados de sangre y llorando inconsolablemente. Los hospitales de la franja ya no dan abasto para atender a los heridos y la situación linda ya con el desastre humanitario.

         Gaza golpea la conciencia del mundo. Estamos ante un segundo holocausto.     

26 julio 2014

domingo, 10 de marzo de 2013

CHÁVEZ Y EL ODIO ASQUEROSO DE VARGAS LLOSA

¡Qué duda cabe que Mario Vargas Llosa es uno de los mejores escritores que ha dado América Latina! Nadie podría poner en duda esa calidad, homenajeada con la concesión del Nobel.
Pero tampoco cabe la menor duda en comprobar cómo Vargas Llosa se despoja de su hábito de escritor para transformarse en una pluma ciega que se niega a ver, y además la combate con términos injuriosos,  la Venezuela de Hugo Chávez. (*)
Me limitaré a transcribir las palabras del representante de Francia en el funeral del mandatario venezolano, el ministro de Ultramar, Victorin Lurer.
“El mundo –dice Lurer- ganaría mucho si hubieran muchos dictadores como Hugo Chávez, puesto que se pretende que éste fue un dictador que, durante los catorce años de su mandado, respetó los derechos del hombre”
Y agrega el representante gubernamental galo: “Chávez ha sido una mezcla de De Gaulle y de Leon Blum. De Gaulle porque cambió fundamentalmente las instituciones; y Blum, es decir el Frente Popular, porque luchó contra las injusticias”…
Así que, señor Vargas Llosa, su odio feroz hacia Chávez le hace olvidar todo lo que éste hizo en vida para cambiar las condiciones de existencia de su pueblo, la fracción mayoritaria menos protegida, en educación, sanidad y bienestar, por no mencionar más que estos rubros.
Usted se ha descalificado con sus comentarios, tal vez sin darse cuenta de que sus esputos recaen sobre su propia piel. Un gran escritor, sí, pero también un hombre estúpido y deleznable.

Manuel Ostos
Del primer equipo de El País.

(*) Artículo publicado en el diario El País del 10/03/13

miércoles, 6 de marzo de 2013





HUGO CHÁVEZ, EL TRIBUNO QUE CAMBIÓ A VENEZUELA

Sus detractores le lanzaron sus críticas más acervas durante los catorce años de su mandato, pero en modo alguno pudieron ensombrecer la enorme figura carismática del hombre que, con una visión certera de los problemas que pesaban sobre sus humildes compatriotas, puso en marcha lo que él mismo calificaba de “socialismo del XXI siglo”, fiel a sus pronunciamientos anticapitalistas y a su voluntad por abrir en su país una nueva era de paz y de justicia.
Dentro y fuera de Venezuela, la derecha más retrógrada lo combatió construyendo un tejido de calumnias y conspirando una y otra vez para derrotarlo con las peores artes. Pero Chávez atravesó con firme pie todas esas vicisitudes, sabedor de que la inmensa mayoría de venezolano estaba a su lado. Accedió al poder democráticamente y hasta sus peores enemigos tuvieron que conceder las derrotas sufridas por ellos en las urnas.
La enorme riqueza petrolera del país no fue empleada por Chávez en beneficio suyo, y esto tiene también que ser admitido por todos, sino que le sirvió de palanca para echar adelante una política social destinada a eliminar progresivamente la pobreza.
¡Qué duda cabe que la bandera bolivariana enarbolada por Chávez será empuñada ahora por todos los líderes latinoamericanos que hicieron suyas sus ideas de paz, amor a Cristo y desarrollo para los que más tiene necesidad de ello! Su enfrentamiento con los Estados Unidos se sustentaba en la sagrada obligación de no transigir ante la presión de los seguidores de la vieja política de Monroe: “América para los (norte) americanos”. Gracias a Chávez se crearon toda una serie de instituciones destinadas a defender la independencia de Latinoamérica; crear organismos de cooperación regional y aunar esfuerzos para llevar adelante el subcontinente en los más variados capítulos.
Es de desear que su sucesor designado, Nicolás Maduro, prosiga fielmente con la línea trazada por el fallecido tribuno. Probablemente no será fácil, dada la magnitud de la figura de Chávez al que la historia de Latinoamérica le tiene reservado uno de sus más memorables capítulos.  

miércoles, 6 de febrero de 2013


TÚNEZ: ASESINATO DE UN POLÍTICO OPUESTO A LOS ISLAMISTAS

La “revolución del jazmín” tunecina entró hoy en una espiral de grave crisis política al conocerse el asesinato, esta mañana, de uno de los más conocidos políticos de la oposición liberal, el abogado Chokri Belaid, dirigente del Partido de los Patriotas Demócratas Unificados (PPDU). Esta formación es una de las que integra el llamado “Frente a favor de los objetivos de la revolución” que se opone frontalmente al gobierno liderado por el islamista “Al Nahda” del carismático Rachid Ghannuchi.
La familia del asesinado ha acusado a “Al Nahda” de organizar el asesinato y en el mismo sentido se manifestaron los otros responsables del PPDU para quienes Ghannuchi es el responsable verdadero de ese crimen político.
Hace tan solo un día, en una tribuna aparecida en el matutino “Le Temps”, Belaid afirmaba que la violencia que padece actualmente el país está atizada “por un ala de Al Nahda que desea desmantelar las estructuras del Estado para reemplazarlas por las milicias creadas por los islamistas”.
La acusación se sostiene. Ghannuchi y sus acólitos han creado una autoproclamada “Liga de Defensa de la Revolución” que, en realidad, está formada por comandos que han atacado las sedes de varias formaciones de la oposición e irrumpido en los mítines organizados por esta para disolverlos a la fuerza.
A esos mismos comandos se atribuye el asesinato de un dirigente sindicalista de la localidad sureña de Tatauine, Lotfi Naguedh, el 18 de octubre pasado, en un enfrentamiento entre sus partidarios y los de la Liga.
Horas antes de ser tiroteado mortalmente de cuatro balas delante de la puerta de su domicilio, Belaid había participado en un programa de una televisión privada, donde reiteró sus acusaciones contra Al Nahda y la Liga, solicitando la renuncia del primer ministro, Hamadi Jebali, y del titular del Interior, Alí Larayedh, por su “pasividad” ante los actos violentos de los islamistas.

domingo, 20 de enero de 2013


IN AMENAS: ARGELIA RESPONDE CON LA FUERZA

Nadie podía esperar que Argelia negociara con los terroristas que, dando pruebas de una gran audacia y burlando las medidas de seguridad impuestas en las zonas petrolíferas y gasísticas, se apoderaron de la planta de Tiguenturine (In Amenas) y de la zona de habitación colindante.
Rechazando de plano cualquier negociación con el grupo autoproclamado “Los que firman con su sangre”, Argelia ordenó a sus fuerzas especiales eliminarlos pese al baño sangriento que ello significaba. Los resultados son dramáticos: 37 rehenes asesinados, 29 terroristas eliminados y una operación mediática de la que Argel, hay que decirlo, ha salido malparada.
Argelia empleó la fuerza como lo ha hecho Israel en muchas ocasiones. El estado judío no solo no negocia sino que persigue a sus enemigos hasta liquidarlos físicamente donde sea. Y si existe un país que haya acumulado por desgracia una larga experiencia en la lucha contra el terrorismo islamista, no se olvide que éste es Argelia.
Hace años que los argelinos han puesto precio a la cabeza del cabecilla terrorista Mojtar Belmojtar, uno de los más sanguinarios procedentes del desaparecido Grupo Islámico Armado (GIA). Cuando los miembros de esta banda crearon el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), Belmojtar hizo del Sahara su zona de acción dedicándose al contrabando, la droga y el secuestro de extranjeros, acumulando así una verdadera fortuna.
Al afiliarse a la organización de Ben Laden, los salafistas argelinos se dieron el nombre de “Al Qaeda en el Magreb Islámico” (AQMI) proclamando que combatirían a los “cruzados” occidentales y al poder “herético” instalado en Argel. Belmojtar terminó por crear su propio grupo sin que les faltaran sus aliados en el variopinto panorama de las fuerzas integristas y los tuaregs que regresaron a Mali bien armados y pertrechados al término del conflicto en Libia.
Quedan, sin embargo, algunas zonas oscuras para explicar la facilidad con que los terroristas pudieron llegar a In Amenas sin ser detectados y asaltar el complejo gasístico. No puede descartarse la posibilidad de que contaran con la complicidad de algunos de los operarios argelinos que trabajaban allí o se aprovecharan de fallos en el sistema de seguridad que corría a cargo de la gendarmería y el ejército argelino.
En cualquier caso, la lección es muy dura para Argel. Durante los diez años de conflicto civil desatado en 1991 no tuvo lugar un atentado de las proporciones del llevado a cabo por los islamistas en In Amenas.
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jueves, 27 de diciembre de 2012


EL NEFASTO RAJOY

“Pero miran como roban, roban y vuelven a robar…. Rajoy, el Gobierno y el Partido Popular”.
La letra pertenece a uno de los “villancicos negros” que entonaron cientos de funcionarios ante el Ministerio de Justicia durante esta Navidad en protesta por los recortes.
El sr. Rajoy no ignora que la política de austeridad masiva que viene poniendo en práctica es la peor de las recetas para curar al paciente español, empobrecido, sin trabajo y con unas perspectivas cada vez más negras para el año que viene. La austeridad es sinónimo de pérdida de mayores puestos de trabajo y mayores sacrificios para la población. Y decir que en el 2013 mejorará la situación es un desatino… tiempo al tiempo.
Contra la austeridad hay que abrir el crédito para dar un respiro al mercado del trabajo y de esta manera restaurar el consumo. Cualquier alumno tonto de economía conoce bien el valor de este postulado. En lugar de aprestar la soga al cuello de los españoles, Rajoy tendría que comprender el valor del trinomio “créditos-trabajo-consumo”. La austeridad es el cuello de botella que impide y seguirá impidiendo la recuperación del tejido productivo.
Al paso que vamos, la legislatura de Rajoy pasará a las tabletas como una de las más deleznables y nefastas de nuestra historia. De eso no existe la menor duda.

** El Pacto fiscal obtenido en los EEUU con el acuerdo de congresistas y senadores detiene la masiva subida fiscal que hubiera llevado a la recesión. Pues bien, Rajoy, con su descomunal aumento de impuestos y gravámenes ha hecho todo lo contrario, abriendo las puertas a una mayor recesión de la que existía antes de asumir la responsabilidad del Gobierno.  

martes, 9 de octubre de 2012






ARGELIA: FALLECE CHADLI BENYEDID, ARTESANO DEL MULTIPARTIDISMO



El expresidente argelino, Chadli Benyedid, falleció en el hospital militar de Argel el pasado sábado, a los 83 años de edad, a causa de un cáncer de próstata del que venía tratándose hace años.
Cuando Chadli fue llamado a suceder al fallecido presidente, Huari Bumedien, a principios de 1979, pocos podían imaginar que el adusto personaje, conocido por sus escasas virtudes intelectuales, llegara a la máxima magistratura aupado por sus compañeros de Arma.
Chadli no tenía dotes de político y si los coroneles le entregaron el mando del país, por recomendación del jefe de la seguridad militar, el coronel Kasdi Merbah, ello obedeció a que en aquellos momentos era el militar de más alta graduación en activo, estando al frente de la segunda región militar en el Oranesado. El mando castrense decidió de esa manera rechazar a los dos candidatos “naturales” que aspiraban a suceder a Bumedien.
El primero de ellos era Abdelaziz Buteflika, uno de los íntimos del fallecido jefe del Estado, que pronunció el elogio fúnebre durante el entierro. El segundo era el coronel Mohamed Salah Yahiaui, que entonces dirigía la influyente rama juvenil del Frente de Liberación Nacional (FLN) el partido único de Argelia.
La rivalidad entre Buteflika y Yahiaui, neutralizándose mutuamente, hizo que los coroneles se sacaran de la manga a un tercer personaje, en la persona de Chadli. Una de las primeras decisiones de éste último fue separar progresivamente de sus cargos en el FLN a los dos rivales.
Chadli distaba mucho de tener la capacidad de reconvertirse en un dirigente político, pero tuvo la suerte de trabar amistad con el presidente francés de esa época, el socialista François Mitterrand, que se convirtió de facto en uno de sus principales mentores.
Mitterrand le aconsejó que maniobrara para iniciar un proceso de aggiornamiento político que debía conducir a la liquidación del sistema de partido único y dar paso al multipartidismo.
La operación era arriesgada teniendo en cuenta que el centro del poder radicaba entre la élite dura del FLN y los coroneles (En Argelia no existía entonces el rango de generales) que se repartían el mando del país sabiendo que Chadli se plegaría sin protestar a sus recomendaciones.
Chadli supo maniobrar, sin embargo, tomando decisiones unilaterales que no respondían a la voluntad del llamado “poder oculto” (FLN y militares). Así, puso en libertad al expresidente Ahmed Ben Bella, al que Bumedían mandó encarcelar tras derrocarle en el golpe de estado llevado a cabo en junio de 1965. También autorizó el regreso al país del desterrado líder cabileño, Hocin Ait Ahmed.
  Otras providencias fueron el ir liberalizando paso a paso la economía encorsetada por el rígido e inoperante centralismo de Estado, iniciando luego un proceso de acercamiento a Marruecos que conduciría a establecer relaciones personales con el rey Hasan II y abrir el camino a la “Unión del Magreb Árabe” (UMA) destinada a crear una comunidad político-económica entre todos los países del Magreb.
Lo que Chadli se guardó mucho de hacer fue cesar el apoyo al Frente Polisario, sabiendo que si daba ese paso para iniciar una nueva andadura con Rabat, pondría en peligro su propia autoridad y sería desbancado sin remedio. Chadli intentó normalizar las relaciones con Marruecos sin dejar de apoyar a los independentistas saharauis, pero pronto se dio cuenta de que aquello era una labor demasiado arriesgada. A causa del Sahara Occidental, la UMA sigue prácticamente congelada desde su creación, a bombo y platillo, en Marraquesh, el 17 de febrero de 1989.
En los últimos años de la década de los ochenta las relaciones de Chadli con la plana mayor del FLN fueron empeorando ante el convencimiento que tenía ésta última de que el presidente quería poner término al unipartidismo.
En ese marco de sospechas, Chadli dio otro paso significativo al suprimir el derecho del estamento militar de contar con el veinte por ciento de los puestos en el comité central del FLN. Chadli aludió a la necesidad de que los militares abandonaran su militancia política para ceñirse a sus obligaciones castrenses. Para ello prometió la modernización de las Fuerzas Armadas, tanto humana como tecnológicamente.
Las diferencias entre Chadli y el FLN salieron a la luz de improviso en octubre de 1988 cuando se produjo un levantamiento popular en Argel, al que siguieron otros en diferentes capitales del país. La protesta se inició en los barrios populares de Bab El Ued y Climat de France, de la capital, donde miles de jóvenes se echaron a la calle desplazándose hasta el centro de la capital gritando consignas contra el FLN y el propio Chadli, y devastando calles y plazas, asaltando comisarias, sedes ministeriales y dependencias del partido único.
Chadli no dudó en sacar los tanques a la calle y la represión encargada al ejército se saldó con la muerte de por lo menos medio millar de personas.
Todavía subsisten muchas zonas negras a propósito de ese levantamiento, que unos tildaron de espontáneos y otros de organizado en forma de complot destinado a arrinconar a Chadli.
La primera teoría que sigue en curso apunta a que fue la dirección del FLN, con su secretario general, Cherif Messadia, a la cabeza, la que fomentó la protesta con la intención de neutralizar a Chadli y mantener el sistema de partido único.
Lo malo fue, según otra teoría, que la protesta se les fue de la mano al FLN y los revoltosos se “desmandaron” destrozando sin piedad los símbolos del partido y atacando también a Chadli y el sistema político vigente.
Otros son partidarios de la tesis de que Chadli, al ver el caos reinando en Argel, se aprovechó del mismo para dirimir sus diferencias con el equipo de Messadia y poner en marcha los cambios políticos que, entre bastidores, le aconsejaba su mentor francés.
Cuando el ejército mató la revuelta, Chadli anunció un cambio constitucional que sería sometido a referéndum para imponer el multipartidismo. El FLN se convertiría en un partido como los otros y se desplazaría la tesis oficialista que señalaba que el socialismo era “una opción irreversible”.
La Constitución pluralista fue adoptada en 1989 y dos años más tarde Chadli renunció a la presidencia del FLN para marcar sus diferencias contra este partido. Messadia y sus aliados entraron en una etapa de ostracismo sin que los coroneles se decidieran a cambiar el curso de la historia, intuyendo que debían adaptarse a las nuevas condiciones.
Hay que admitir sin reticencias que a partir de la “revolución de octubre argelina” Chadli decidió iniciar un proceso controlado de democratización de las instituciones, permitiendo incluso la legalización del principal partido integrista, el Frente Islámico de Salvación (FIS).
El auge tomado por los islamistas les permitió ganar, primero las elecciones municipales y luego la primera vuelta de los comicios legislativos celebrados en diciembre de 1991. Ambas elecciones respondieron al voto popular, terminando con una larga historia de comicios fraudulentos.
Ante la perspectiva inevitable de ver al FIS tomar el poder por la vía de las urnas, Chadli examinó la situación en su alma y consciencia asumiendo que no se opondría al cambio aun intuyendo que los mandos militares no permitirían que Argelia se convirtiera en una república islámica. Por aquel entonces se habían enfriado sus relaciones con su mentor Mitterrand, quien seguramente le habría aconsejado que limitara los platos rotos y no se comprometiera con los islamistas.
En sus últimos años de vida, Chadli aseguró que fue él quien tomó en solitario la decisión de dimitir de su cargo y disolver el Parlamento, permitiendo así la suspensión de la segunda vuelta de los comicios legislativos. Su dimisión –provocada por la presión de los militares, que no le pusieron otra alternativa según una teoría en curso que él desmintió- abrió la crisis que desembocaría en una verdadera guerra civil de la que todavía tarda el país en restañar sus heridas.
Entre sus errores y méritos, a Chadli se le reconocerá como el hombre que introdujo el multipartidismo en un país anquilosado por veintisiete largos años de sistema unipartidista donde la corrupción alcanzó las cotas más altas de la historia. Sabiéndose incapaz de neutralizar a la poderosa jerarquía militar, de la que él mismo formó parte, al menos logró que ésta no se opusiera a él hasta llegado el momento en que la emergencia de los islamistas amenazaba con reducir en cenizas al “poder oculto”.
Su dimisión, forzada o no, fue un gesto apreciable que no le permitió, sin embargo, abandonar su imagen de personaje ambiguo que permaneció hasta el último de sus días.

7/10/2012