domingo, 27 de noviembre de 2016

Como era de suponer, el fallecimiento del líder cubano, Fidel Castro Ruz, ha desatado una oleada de críticas y desconsideraciones hacia un hombre que consagró su vida a la liberación de su país, oprimido durante años por el vecino estadounidense.
¿Tendría Fidel Castro que haber dejado que Cuba siguiera siendo el prostíbulo de los EEUU? ¿Tendría que haber permitido que las mafias norteamericanas, desde Al Capone y compañía, hubiera continuado su hacer de malhechores con la sociedad cubana?
Fidel Castro admitió que, como todo ser humano, tenía sus defectos, pero ello no es óbice para reconocer que en su andadura histórica son mayores los logros y aciertos.
Con Fidel Castro, Cuba cometió la alfabetización total de niños y adultos; estableció la educación y la sanidad gratuitas; dio paso libre a la universidad; se hicieron grandes logros en materia de medicina y salud; se acogieron y siguen acogiendo en las universidades a centenares de estudiantes del llamado “Tercer mundo”; se forman médicos y enfermeros de países pobres.
Si no hubiera sido por Cuba, Angola hubiera caído bajo la garra de la Africa del Sur donde todavía reinaba el apartheid. En esa contienda murieron muchos cubanos que se habían propuesto como voluntarios.
Pero para esas Casandras que se rasgan las vestiduras todo lo que hizo Fidel Castro fue negativo.
Mi primer viaje a Cuba lo realicé pocas semanas después del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro. Los cubanos vivían con muchas escaseces en esa época La “libreta” de alimentos daba para lo justo. Como “extra” era necesario hacer una larga cola en la heladería Copelia para obtener una “canoa”.
Pese a ello encontré a un pueblo forjado en la lucha, orgulloso de haber salido vencedor, bajo la dirección de Fidel Castro, de todos los complots urdidos por los Estados Unidos. Por no citar más que a uno, citaremos a la bahía de cochinos.
Fidel Castro resistió a todos los ataques provenientes del “gran vecino”, a las centenares de veces que la CIA quiso asesinarlo sin lograrlo.
La historia lo absolvió ya por el ataque al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. Las Casandras volverán a equivocarse.


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