EL HORROR DE GAZA
Hay que ser hipócrita y malnacido para afirmar que Israel se
merece el premio Nóbel de la paz por su “contención” en Gaza, donde el último
recuento de palestinos muertos por los bombardeos del ejército judío rebasan ya
los 900, y muy posiblemente llegaran al millar en poco tiempo.
Y ha sido
el embajador de Israel en Estados Unidos, Ron Dremer, quien pronunció esta semana
tales palabras dignas de un sicópata a quien poco le importa los ríos de sangre
que las tropas de Tsahal vierten sobre
Gaza.
Desde el
secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, hasta el último
observador de este conflicto, admiten que la respuesta militar israelí a los
lanzamientos de cohetes por parte del movimiento Hamas, es en todo punto
desproporcionada. A la hora de bombardear la franja, Israel no se detiene
en rositas y no le importa que las
bombas caigan sobre escuelas y hospitales, lo que contribuye a calificar la
agresión en crímenes de guerra internacionalmente reconocidos.
En el
concierto de críticas a Israel, una de las más duras la ha pronunciado el
Primer ministro turco, Recep Erdogan, al acusar a Israel de “sobrepasar a
Hitler” en la barbarie que se comete en Gaza. “Los israelíes –ha dicho- no
tienen consciencia, ni honor ni honra”. Ante ello, Tel Aviv reaccionó acusando
al político turco de fomentar el antisemitismo.
Las
imágenes que nos llegan de Gaza son insostenibles. Sobre todo la de las decenas
de niños palestinos con los rostros y el cuerpo bañados de sangre y llorando inconsolablemente.
Los hospitales de la franja ya no dan abasto para atender a los heridos y la
situación linda ya con el desastre humanitario.
Gaza
golpea la conciencia del mundo. Estamos ante un segundo holocausto.
26 julio 2014
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