sábado, 29 de octubre de 2022

  REFLEXION

 

En el día de los recuerdos, quiero citar hoy a un gran poeta, conocido en España pero al que, a través de sus obras, no se le dio la dimensión que hubiera merecido.

Mahfud Massis, chileno de origen palestino, penetró en el horror de la vida y el silencio de la muerte. Su ascendencia árabe le marcó el camino donde se unieron la luz y las penumbras.  Falleció en abril de 1990.

 

EL INVOLUCRADO / MAHFUD MASSIS

Cuando mató a su amante, yo estaba involucrado.

Cuando murió de tristeza, yo estaba involucrado.

Cuando se declaró la guerra en Occidente yo estaba involucrado.

Me fui a lavar, pero estaba lleno de sangre.

No había suficiente jabón ni arena marina.

¡Adelante, vendedores de detergentes y lejías blancas!

Seré vuestro consumidor, el más delirante.

Estoy comprometido con las manchas del mundo.

Involucrado en sus crímenes, en sus obscenidades.

No hay piltrafa que no cuelgue de mis orejas.

No hay basura que no caiga en el centro de mi ojo.

No hay un niño muerto al que no haya empujado.

Ocurre entonces que no puedo dormir de noche.

Ocurre que debo sostener un elefante mientras duermo.

Y alguien me tira de la nariz, me arranca las pestañas

Y duermen junto a mí los fabricantes de cera.

Pregunto a cada instante quién soy, qué he hecho.

Si hay otros hombres como yo, y por qué duermen.

Si hay otros asesinos como yo y por qué duermen. Yacen inmóviles. Escucho sus ronquidos.

Respiran sin rencor, inexorablemente.

Ninguno vomita en su pijama de noche.

Sólo yo tengo llena de suciedad la almohada.

Sólo yo escupo sobre mi propia boca.

viernes, 23 de septiembre de 2022

 

sábado, 27 de agosto de 2022

 A TITULO DE RECORDATORIO

 

En el conflicto del Sahara Occidental hay un aspecto del que se ignora o se habla muy poco, a mi entender.

Los saharauis son un pueblo históricamente nómada que no se acomodan de la sedentarización.

En la época de la colonización española, se movían por el Sahara (por todo el Sahara, ya que no aceptan fronteras en el desierto) con sus jaimas, sus cabras y sus camellos.

Franco no tenía problemas en aceptar el nomadismo porque él mismo lo conocía perfectamente.

Los saharauis se acercaban a El Aiun o a Villa Cisneros para efectuar compras, recibir asistencia sanitaria o cobrar las pensiones a que tenían derecho.

Es cierto que existía una minoría que, voluntariamente, estaba sedentarizada. Y existía una minoría más importante que actuaba de una manera mixta: una parte del año se sedentarizaba y el resto practicaba el nomadismo.

Entonces, la policía territorial representaba la cohabitación sin problemas existente entre españoles y saharauis.

Atilio Gaudio, el gran experto internacional del Sahara Occidental, señalaba que el nomadismo era “el alma vital” de los saharauis.  Y añadía que no se le ponía imponer la sedentarización.

Por eso, la sedentarización forzada de los saharauis que existen en la parte del territorio administrada por Marruecos, o en los campos de refugiados de Tinduf, en ambos casos son una agresión contra la cultura y las tradiciones del pueblo saharaui.

Hay una curiosa similitud entre la España de Franco y el Marruecos actual. Franco determinó que el territorio eran provincias españolas, avisó de ello a la ONU y distribuyó el DNI entre la población. Marruecos habla de sus “provincias del sur”.

Pero en ambos casos nunca se ha preguntado a los saharauis, en una consulta legal y referendaría, que destino es el que desean. Si se hubiera hecho, esto habría sido el principio de una solución del conflicto.

Marruecos sabía también que mientras Franco estuviera vivo jamás habrían existido esas “provincias del sur”.

Recuerdo que Atilio, en una visita que hicimos a Tinduf, rebuscó en un montículo situado en Hasi Rabuni, al extremo de uno de los campos de refugiados, y extrajo unas puntas de flecha prehistóricas de sílex, diciéndome: Fíjate, el nomadismo de esta gente es tan viejo como este sílex.

A los saharauis más ancianos se les ha dicho en una época que eran españoles; luego que eran marroquíes. Y siempre han respondido con una risa alargada, acariciando sus barbas blancas pobladas.

 

viernes, 26 de agosto de 2022

 

LOS SAHARAUIS SON LOS QUE TIENEN LA PALABRA

 

La idea de que solo son los saharauis quienes deben decidir sobre su futuro no solo es legítima, sostenida por el derecho internacional y las Naciones Unidas; se trata de un principio absolutamente necesario para resolver un contencioso como el que existe actualmente en el Sahara Occidental.

Y, en consecuencia, nadie tiene el derecho a decir los saharauis son marroquíes, argelinos o marcianos. Son lo que son, y ni Marruecos ni España, ni los Estados Unidos pueden decidir en su nombre. Este es el gran defecto del plan autonómico de Marruecos. Y es falsa la afirmación de que Marruecos propuso en su día un referéndum. Fueron las Naciones Unidas quienes lo propusieron; crearon una misión para organizarlo y establecieron un censo electoral basado en los antiguos censos españoles. Esta es la verdad absoluta.

Es cierto, que al principio el rey Hasan II aceptó la idea de un referéndum, e incluso dijo que Marruecos sería el primero en reconocer al futuro estado saharaui; pero pronto empezaron las diferencias sobre la composición del censo. Marruecos no aceptó el censo español y quiso que los colonos marroquíes instalados en el territorio pudieran participar en la consulta. Es evidente que de esta forma el censo final hubiera resultado en detrimento de los saharauis; lo únicos que podían presentar su voto.

Esta es la historia. El referéndum no ha podido celebrarse hasta ahora por dos motivos: el primero, el desacuerdo sobre el censo; y el segundo, más brutal, la decisión final de Marruecos de considerar al territorio como su “provincias del sur”, poniendo un punto final a toda consulta a los saharauis,

Esta es una relación absolutamente coherente con la realidad. No han sido los saharauis los que no han podido celebrar la consulta, no han sido ellos lo que han aceptado ser marroquíes, porque no lo son. No es difícil señalar al culpable de la situación actual.

Por ello, el sr Borrell ha sido coherente con el principio de celebrar la consulta electoral y en señalar que no se puede ignorar el papel de Naciones Unidas. Marruecos no lo ignora pero desde que emprendió su huida hacia adelante considera el caso como cerrado.

Rabat ha obtenido apoyos; no puede negarse. El expresidente, Trump, y el presidente, Pedro Sánchez, encabezan la lista intentando convencer a los saharauis que acepten el plan marroquí. En esa incentiva se hacen los emisarios de Rabat.

Otros líderes, como el presidente Emmanuel Macron, no ha seguido esa línea, Macron tiene excelentes relaciones económicas con Rabat, pero se mantiene en su posición inicial de apoyo al referéndum. Un buen punto para el ejecutivo francés.

El proyecto de Marruecos no tiene nada que ver con Naciones Unidas, como ha señalado la portavoz del gobierno español. La ONU acepta, es cierto, la alternativa de una solución negociada que satisfaga a las dos partes enfrentadas, pero tal opción no se enmarca, ni mucho menos, en la propuesta marroquí.

Por desgracia, es de prever que el emisario de la ONU, Stefan de Mistura, dimita de su cargo al comprobar que una de las partes no contempla en forma alguna saber que piensan los saharauis

 

(manuel ostos)

 

 

 

 

viernes, 19 de agosto de 2022

 EXPULSION, ¿LA SOLUCION?

Este lunes pasado, la guardia costera británica interceptó a 696 migrantes ilegales que viajaban a bordo de diversos tipos de embarcaciones, algunas de ellas tan frágiles que corrían el riesgo de hundirse. Se trata de la cifra de retenciones más grande reportada desde comienzos del año.

Al inicio de esta crisis, el Reino Unido se consideraba a salvo de las dificultades que atraviesan los países costeros mediterráneos; pero en la actualidad, la migración ilegal constituye la preocupación más acuciante de los británicos.

El Brexit fue votado por una mayoría no solo para establecer una economía en círculo cerrado, sino también para preservar las fronteras y romper con la política de acogida a que obligaba seguir en la Unión Europea. Ingleses, galeses y escoceses no desean que lleguen oleadas de rumanos, afganos, iraquíes y otros migrantes africanos o asiáticos. Consideran que el cupo de estos últimos ha llegado al límite.

Rishi Sunak y Liz Truss, los dos candidatos del partido conservador que aspiran a reemplazar al dimisionario Primer ministro, Boris Johnson, han hecho también de la migración el sujeto de mayor debate y al que prometen atajar reforzando el método abierto por Johnson, consistente en expulsar a los ilegales a Ruanda, tras haber firmado un acuerdo con el gobierno de ese país africano.

La otra cara de la medalla nos la ofrecen los países europeos costeros, Grecia, Italia y España, sobre todo, que expulsan a sus ilegales con cuentagotas, y en todo caso por cada expulsado llegan por lo menos otros cinco.  Italia mantiene una solución alternativa: entregar salvoconductos a los migrantes que les permitan atravesar la frontera, sabiendo pertinentemente que el deseo de esos individuos no es tanto permanecer en suelo italiano como refugiarse en Francia, Alemania, los países escandinavos y el Reino Unido.

Sin duda que muchos europeos se interrogan sobre cuantos años se necesitarán para que los  gobiernos apliquen el método de Londres y expulsen masivamente. Que las economías necesiten de esa mano de obra barata, nadie lo pone en duda, pero también cuenta la poca o nula disposición de esas personas para integrarse en las sociedades receptoras.

Las ONG y otras asociaciones que se proclaman defensoras de los derechos humanos se sitúan en la punta de lanza de los que condenan la mano dura contra los ilegales y desearían que las fronteras europeas se abrieran de par en par y sin limitaciones. De nada sirven recordarles que en Africa perdura una curva de la natalidad que sigue disparándose y que la colonización haya sido sustituida, en muchos casos, por un neocolonialismo que solo hace disfrutar a sus elites y al que le sirven los réditos de la exportación de sus nacionales.

Se mantiene también en curso la idea de que los refugiados ucranianos son bienvenidos porque son europeos y blancos, en tanto que los otros no entran en el molde. La idea, no por simplista, no deja de ser peligrosa, aunque si ahondamos en la cuestión, veremos que no es tanto un asunto de color, sino de la forma descontrolada de esas migraciones.

De manera que, a juicios de muchos expertos, por muchas reticencias que se planteen, las expulsiones terminarán por aplicarse sin remordimientos inútiles.

 

lunes, 14 de marzo de 2022

   EL SEGUNDO ERROR

 

En política y en el mundo real, sabido es que los errores se pagan a un alto precio. La UE se equivocó de plano al dar por buena la afirmación de Putin de que no atacaría ucrania. Los europeos lo creyeron. Los EEUU en cambio advirtieron que las fuerzas rusas invadirían al país vecino “en cuestión de semanas, de días o de horas”.Y los europeos tendieron a ridiculizar esta afirmación acusando al presidente, Joe Biden, de alarmismo. Pero fue Biden quien dijo la verdad a fin de cuentas.

 

En las semanas que precedieron la agresión, la UE y los EEUU tuvieron la posibilidad de rearmar al ejército ucraniano, proveerle de grandes cantidades de misiles suelo-aire (Stinger) y de misiles anti-tanques (Javelin). Pudieron trasladar los aviones MIG-29 de Polonia a bases ucranianas que todavía no habían sido atacadas. Los EEUU pudieron, incluso, instalar anti-misiles Patriot al oeste del país que iba a ser invadido.

Nada de esto se hizo antes de la invasión.

 

El segundo error ha sido todavía más dramático, si cabe. Cierto, éste proviene del primer error, pero la gran tragedia ha sido el bombardeo sistemático de ciudades y pueblo ucranianos; más de 2100 civiles muertos en tan solo Mariúpol, bombardeada con un terrible ensañamiento; centenares de niños destrozados por las bombas; ciudades convertidas en escombros; cerca ya de 3 millones de refugiados en los países vecinos. Un mar de sangre y de lágrimas provocado por el nuevo Hitler, el nuevo Stalin de Rusia. La fuerza militar de Rusia es muy superior a la de Ucrania; por ello parece improbable una salida que no satisfaga las exigencias de Rusia. Si las negociaciones entre las dos partes confluyen Ucrania perderá otras partes de su territorio, quedará neutralizada militarmente y permanecerá sometida al monstruo vecino.

 

Putin jugó fuerte apostando por la pasividad de la OTAN, dejándole libre para destrozar Ucrania.  Y es muy posible que la amenaza nuclear del dictador ruso hubiera durado el tiempo en que los EEUU habrían puesto sus fuerzas nucleares en alerta. Una guerra convencional se habría desatado, sin que ni uno ni otro pulsara el botón rojo. Por eso, en  esa partida de póker, ha sido la OTAN la que no ha sabido aceptar el envite.

 

manuel ostos

 

 

viernes, 18 de febrero de 2022

 

¡ALARMA!

 

La crisis de Ucrania nos ha vuelto a traer las voces alarmistas, y en buena parte manipuladas, sobre una invasión militar rusa en ese antiguo país de la Unión Soviética.

El presidente norteamericano, Joe Biden, y su secretario de Exteriores, Blinken, nos han duchado día tras día sobre esa invasión, diciéndonos que tienen la seguridad de que Putin a enviar sus carros de combate en una semana; en unos días; en unas horas; que es inminente. Nada de esto ha ocurrido hasta ahora, aunque es verdad que podría producirse.

La enviada especial en Kiev de un gran diario español, señalaba que el día en que Biden estaba convencido de que la invasión ocurriría en horas, la población de la capital ucrania vivía con total normalidad sin hacer caso a las predicciones catastróficas del inquilino de la Casa Blanca.

Y hasta el presidente ucranio, Zelensky, mostraba su malhumor hacia los vaticinios de Biden, Blinken, la CIA y otros etcéteras, criticando que este alarmismo estaba causando una atmosfera de pánico entre sus ciudadanos. Zelensky intentaba así requerir a Biden que se calmara y no siguiera con el juego del alarmismo.

Lo triste es que la prensa española, en su inmensa mayoría, ha repetido a diario las alarmas de Biden y ha pasado en silencio, o en muy pocas líneas, las declaraciones de Putin y de su ministro, Levrov, desmintiéndolas.

Que la prensa occidental defienda a Occidente, a la OTAN y a todos sus políticos, oarece ser algo natural y reiterativo, pero no por ello es menos criticable. Los Estados Unidos han empleado a fondo la parte sicológica y propagandística de una guerra, pero ello no les da razón para que la prensa europea no actúe con moderación y sin alarmismo.

No hay que cubrirse con la piel del oso antes de matarlo; y no hay que lanzar al vuelo las campanas de la guerra mientras la “víctima” de una presunta agresión rusa no se haya invadida y verificado por fuentes credibles.

Nadie quiere una Ucrania avasallada, pero ningún lector desea tampoco que la desinformación sea el plato de cada día. La alarma no es imparcial; la desnformación mucho menos.

Ucrania es un país más complejo que el mostrado por Biden. Allí existe una amplia mayoría de habla rusa que siempre ha mantenido buenas relaciones con el vecino. Al  oeste, la mayoría es pro-occidental y quisiera que se le ayudara a tener una mejor vida, … pero al mismo tiempo, y contrariamente a los que ventea Washington, este mejor nivel de vida no lo relaciona la gente en entrar en la OTAN. En sus tiempos, nunca sostuvieron la presencia del Pacto de Varsovia, y están cansados y hartos de verse abocados a una alianza militarista.

Hace años estuvimos en Kiev y nos trasladamos a Lugansk. Allí había un sentimiento profundo favorable a Rusia, en buena parte por practicar su lengua. Pero en ningún momento nos dijeron que apoyarían el separatismo, cosa que luego ocurrió lamentablemente,

 

manuel ostos

 

miércoles, 17 de junio de 2020

EL PEOR DE LOS HALCONES

 

Al presidente, Donald Trump, no le faltan sus enemigos. Hasta ahora, el último de la lista es el exconsejero nacional de seguridad, John Bolton, uno de los políticos más conservadores del “establishment” estadounidense, ferreo partidario de la acción dura en la política exterior, calificado por sus propios amigos de “halcón entre los halcones”.  

A Bolton hay que acreditarle haber sido el promotor de la invasión de Irak cuando era asesor del presidente, George W. Bush. Juró entonces que Sadam Husein poseía armas de destrucción masiva y consiguió enrolar en ese montaje al que era, entonces, el secretario de Estado, Colin Powell.

Al igual que otros altos funcionarios de la Casa Blanca que fueron despedidos por Trump, incluidos varios generales de cuatro estrellas, Bolton se puso a escribir un libro sobre su trabajo en el ala oeste de la residencia presidencial, y sus conversaciones con el presidente en el despacho de este último. La obra, bajo el sugestivo título de “The Room Where It Happened: A White House Memoir” (La habitación en la que esto sucedió: Recuerdos de la Casa Blanca) será puesta en venta el próximo martes por el prestigioso editor “Simon and Schuster”·

Pero todavía pueden producirse sorpresas, teniendo en cuenta que tanto la Casa Blanca como Trump han decidido atacar a Bolton por “divulgar secretos de estado”, lo que podría terminar ante los tribunales.

Según las normas del Consejo Nacional de Seguridad, el alto personal de la Casa Blanca no puede publicar sus memorias antes de que el manuscrito le sea sometido por su valoración. Y el presidente de los EEUU que ha calificado a su antiguo asesor de seguridad nacional de “traidor” parece estar dispuesto a que la obra no salga a la luz pública.

Bolton y su editor han asegurado que no existe en el manuscrito nada que pueda ser calificado de secreto de estado, y que por tanto no se va a poner en tela de juicio la seguridad de los Estados Unidos.

No obstante ello, en los avances del libro dado a conocer por el editor figuran comentarios muy ácidos sobre la manera de comportarse de Trump y su errática visión sobre los asuntos que transitan por su despacho, tanto en temas de orden nacional como de los más delicados de la política exterior.

Cuando Bolton coincide con el partido demócrata de que pidió al presidente de Ucrania que investigara sobre el hijo de exvicepresidente, Joe Biden, a cambio de garantizarle una ayuda militar, no está revelando nada nuevo. Ese fue el asunto que condujo a los demócratas a organizar un proceso de destitución contra Trump, que a la postre estaba condenado al fracaso por el partido republicano, con mayoría en el Senado, no lo permitiría, como así ocurrió.

Trump no se ha detenido en chinitas al afirmar que todas y cada una de las conversaciones que mantuvo con Bolton “tête à tête” son secretos de estado que no pueden violarse. Una opinión probablemente exagerada pero que traduce bien el estilo del presidente.

¿Qué secretos puede revelar Bolton? Sus conversaciones con Trump tuvieron como temario un vasto panorama: Rusia, China, Norcorea, Iran, Venezuela, Siria, etc. Hay temas a espuertas pero secretos de verdad que puedan poner en peligro la seguridad nacional de los EEUU son difíciles de prever. Bolton es lo suficientemente inteligente para haberse reservados los asuntos más sensibles.

Lo que sí puede interesar al lector es la descripción del caótico y depresivo clima que impera en la Casa Blanca, y en particular en el ala oeste, la más sensible. Pero todo ello no es nuevo. Otros altos funcionarios que abandonaron la sede presidencial ya han narrado el “clima de locos” que planea sobre los despachos. Bolton no puede añadir gran cosa.

Tampoco es nuevo que Bolton afirme que a Trump lo primero que le importa es ser reelegido en noviembre y que “todo lo que hace” tiene esa finalidad, aunque la apostilla resulta también exagerada.

Quienes se han pronunciado contra el libro dicen, con atino, que si Bolton hubiera tenido argumentos de verdadero peso contra Trump lo lógico hubiera sido haberlos expuestos en el Congreso durante el proceso de destitución. No lo hizo, no porque los hubiera reservado para sus lectores, sino porque en el fondo no los poseía. Bolton, añade, no tiene otro objetivo que ganar un buen montón de dinero con su libro, y presentarse como una víctima expiatoria.

Tal vez la mejor imagen de Bolton, y de sus demonios interiores, la diera al ser contratado por la cadena conservadora Fox News antes de ser llamado por Trump a su lado. Oyendo y viendo a Bolton era como volver a la guerra fría, o dicho mejor a la guerra caliente, porque su argumentario sostenía que los EEUU debían entrar en guerra contra todo aquel que cuestionara su “leadership” como guardián del orden internacional: un halcón peligroso.

 

manuel ostos

molop1943@gmail.com


domingo, 5 de enero de 2020

EL HONOR Y EL SILLON


Las cuentas están hechas. España contará este martes con el primer gobierno de coalición de la democracia; el resultado de un compromiso entre el socialista, Pedro Sánchez, el filocomunista, Pablo Iglesias, y la ERC independentista.
Envuelto en las contradicciones, que lo han venido caracterizando, Sánchez ha entrado de lleno en un mesianismo dudoso que le puede pasar en tiempo indeterminado una grave factura.
Y esto es así porque haber apelado a Podemos y a la ERC para mantenerse en la Moncloa, no es un simple ejercicio político sin riesgos ni reproches; ya se podrá ver más pronto que tarde.
Lo primero que a los españoles nos viene en mente, ante estos hechos, es que Sánchez no es hombre de fiar, por mucho que afirme que entre las concesiones que brindará al independentismo catalán no figure el derecho a la autodeterminación; que por cierto no existe en ni una sola de las Constituciones europeas.
Sánchez las va a tener muy difíciles con los secesionistas catalanes, porque todos ellos (JxCat, ERC y CUP) se han dado como misión la de romper España y llevar a cabo lo que no pudieron hacer los republicanos a lo largo de nuestra guerra civil. Para estos partidos, que no representan más del 40 por ciento de los catalanes, la ocasión es propicia para regresar a otro 1936, aunque entienden que no les hará falta si el gobierno bipartito no tendrá otra alternativa que ir cediendo terreno paso a paso para preservar el inestable equilibrio actual.
Lo honrado para Sánchez hubiera sido apartarse de su obsesión por seguir al mando del ejecutivo, imitando el  “más vale honra sin barcos, que barcos sin honra”, como dijo Méndez Núñez. Esa actitud le hubiera portado el respeto de sus compatriotas. Continuar con el sillón con tan solo uno o dos votos de diferencia, en el segundo intento, le retratará como un político mediocre.
No se puede gobernar complaciendo a los que quieren hundir a España. La judicialización del grave problema de Cataluña significa el respecto a las leyes. Es una barbaridad presionar a la abogacía del Estado como ha venido denunciándose en el campo de ésta última.
Tampoco se puede afirmar un día que no aceptará las exigencias de los filocomunistas, para entregarles al otro día una vicepresidencia y cuatro ministerios. Por continuar en el sillón, Sánchez ha vendido su alma al diablo. Los españoles no lo echaremos en saco roto.


Manuel Ostos


5/1/20

viernes, 5 de julio de 2019




BILD today publishes the news of the rape of an 18-year-old German girl in Mallorca by four Germans. But BILD does not explain that the rapists are Germans of Turkish origin. That is, they are TURKS before German. This is the problem we have in Europe; the existence of Muslims who do not adapt to our culture or our customs and in whose ranks there are criminals, rapists and thieves. This is the gift of Erdogan and his predecessors. Luckily these Turks with German passports will be condemned by the Spanish Justice.
Thanks and regards
Manuel Ostos
Journalist of the Spanish press agency (retired)
molop1943@gmail.com

Envoyer des commentaires
Historique
Enregistré
Communauté

miércoles, 24 de abril de 2019









         TRUMP: ¿UN ACCIDENTE DE LA HISTORIA?


Con su carácter volátil, su probado racismo, sus mentiras y su eterno sarcasmo, Donald Trump pasará posiblemente a la historia como el presidente más controvertido y hasta detestado en las propias filas de su partido. Pero su presidencia ¿es un accidente de la historia? Algunos políticos estadounidenses lo creen así, pero otros lo niegan. Para estos últimos Trump es el resultado de un logaritmo creado por el “establecimiento”, en el que dominan los intereses de la poderosa clase industrial, militar y energética.

Para el embajador francés en Washington, Gérard Arnaud, sería una simple fantasía imaginar que Trump es un accidente. No lo sería porque hacía falta que un presidente se pusiera cuerpo y alma al lado de Israel; abandonara la idea de buscar un compromiso aceptable por los palestinos; detestara una emigración acusada de todos los males que sufre la gran América, y mostrara ostensiblemente su apego a la supremacía blanca.

Veamos los resultados: En Oriente Medio, su emisario e hijo político, Jared Kushner, es un inepto, tal y como indica el embajador galo. No conoce la historia de esa región y asume que su misión es sostener a Israel cueste lo que cueste. Lo que piensen los palestinos le interesa muy poco, porque las reglas del juego las marca Israel.

Tampoco ha movido un dedo para aconsejar a Netanyahu que no anexionara el Golán ocupado o el reguero de colonias en Cisjordania. El embajador Arnaud estima, en consecuencia, que con las espaldas tan bien guardadas, el primer ministro israelí no hará la mínima concesión hacia los palestinos. Los acuerdos de Oslo están bien muertos.

En el mismo registro de concesiones a Israel, Trump quiere poner de rodillas a Irán. Ya no le basta haberse retirado del acuerdo nuclear con Teherán, firmado en 2015 junto a Rusia, China, Francia, Alemania y el Reino Unido. Ahora hay que impedir que Irán pueda vender una sola gota de petróleo. Las compañías occidentales que comercien con Teherán han sido puestas en una lista negra y están expuestas a represalias. El derecho internacional, las reglas del comercio mundial, se las salta Trump alegremente, y se felicita por ello.

Jaleado por su consejero de seguridad, John Bolton, un halcón entre los halcones, Trump hace también caso omiso de las organizaciones internacionales. Ya ha abandonado la UNESCO y el Consejo de la ONU sobre Derechos Humanos, y estaría dispuesto a irse de la ONU si no fuera porque ésta reside en territorio americano.

En otro ámbito, la era Trump se recordará también por haber abandonado en 2017 el acuerdo internacional sobre el clima firmado en París en diciembre de 2015. Al presidente norteamericano no le importa negar las advertencias de los científicos sobre el calentamiento global de nuestro planeta. Si una ola de frio golpea Nueva York, como sucedió a principios de año, declara ingenuamente: “¡Ven ustedes como el clima no se calienta!”

El informe presentado días atrás por el consejero especial, Rupert Muller, sobre una supuesta interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016, que vieron la victoria de Trump, no condena explícitamente al presidente, sin que lo exima por completo de haberse beneficiado de la operación fabricada por la inteligencia rusa.

Los hackers rusos lograron hacerse con 50.000 correos electrónicos de John Podesta, jefe de la campaña presidencial de Hilary Clinton, comunicándoselos a Julian Assange para ser publicados en Wikileaks. Esta acción perjudicó a la candidata del partido democrático y aventajó a Trump en el resultado final de los comicios.  El presidente mantiene que en ningún momento el informe Muller revela la existencia de una colusión entre su equipo y la presidencia rusa.

En las filas de los demócratas algunos han afirmado que no se opondrían a una operación de destitución de Trump, pero esta idea tiene escasas posibilidades, por no decir nulas, de prosperar. Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, se opone a ello, amén de que afectaría negativamente a toda la clase política.









jueves, 11 de abril de 2019








ASSANGE DETENIDO TRAS HABERLE RETIRADO EL ASILO ECUADOR

Pamela Anderson no es la única persona que se ha mostrado indignada por la detención de Julian Assange, sacado manu militare de la embajada ecuatoriana en Londres, tras la decisión del presidente Lenin Moreno de expulsarlo de la misma, haciendo caso omiso del asilo de que se beneficiaba el periodista desde hacía siete años.
Wikileaks ha marcado el camino del derecho a la información y de la osadía de sacar a relucir documentos que sus autores, políticos y militares, mantenían en un estricto secreto. Hemos sabido infinidad de veces que en los regímenes dictatoriales no existe la libertad de informar al público de lo que esté ocurriendo dentro y fuera de sus fronteras. La acusación es justa, pero también es procedente advertir y condenar los propios errores de las llamadas democracias occidentales. Y uno de los más importantes es, precisamente, la censura, los fake news tan en moda, la desinformación para esconder delitos de muy diversa naturaleza.
El caso Assange es, en ese marco, significativo. Desde que Wikileaks descubriera filtraciones de mensajes relacionados con la política exterior de los Estados Unidos, en número superior a los 250.000, en la Casa Blanca se consideraba prioritario cazar al periodista australiano y juzgarlo por alta traición, lo que podía desembocar en una condena de muerte.
Lenin Moreno dijo que Londres le dio seguridad de que el detenido no será extraditado a los Estados Unidos u otro país donde su vida estaría en peligro. ¿Pero puede darse credibilidad esa promesa?
En cuanto a la prensa violación de una ciudadana sueca de la que se acusa también a Assange, y que a raíz de esta detención ha vuelto a salir a la luz, no se puede dejar de lado la eventualidad de que eso forme parte del montaje internacional, con Washington en su cabecera, para terminar con Assange y amordazar a Wikileaks.
“La mano de la “democracia” estrangula a la libertad”, han dicho en Moscú, donde reside Edward Snowden, antiguo analista de la Agencia nacional de seguridad de los EEUU, que reveló una serie de programas de vigilancia de masa, convertido en otro de los objetivos del gobierno estadounidense.
¿Quién es capaz de asegurar que no vivimos en el mundo de Orwell?




miércoles, 30 de enero de 2019


VENEZUELA-TRUMP

Análisis del Washington Post, publicado el 30/01/18

El presidente Trump ha elegido un lado en el conflicto en Venezuela, donde el líder opositor Juan Guaidó se ha nombrado a sí mismo presidente interino luego de desafiar la legitimidad de la reciente reelección de Nicolás Maduro. Trump, junto con otros líderes internacionales, ha reconocido formalmente a Guaidó, promoviendo efectivamente el cambio de régimen en Venezuela.

Sin embargo, aunque el apoyo internacional reforzará el reclamo de Guaidó, la decisión de Trump de insertarse en una lucha por la democracia, ahora impulsada principalmente por los manifestantes en las calles de las ciudades venezolanas, no ayudará a Venezuela ni a Estados Unidos. Como un populista que usa y abusa de las reglas democráticas para socavar la democracia, Trump es incapaz de liderar una transición a la democracia en Venezuela. Y su interferencia es probable que empeore las cosas.

Estados Unidos ha participado en el derrocamiento de docenas de gobiernos latinoamericanos desde fines del siglo XIX. Estas intervenciones han tomado la forma de ataques militares directos, operaciones encubiertas (a menudo involucrando a la CIA) y ayuda a los actores internos que compiten por el poder. Al nombrar a Elliott Abrams como su hombre clave en Venezuela, la administración Trump abarca esa historia de intervenciones. Durante la presidencia de Reagan, Abrams fue central en las acciones de los Estados Unidos que resultaron en violaciones de derechos humanos en América Central. También fue declarado culpable de mentir al Congreso en la investigación contra Irán.

[La oposición de Venezuela en conversaciones con oficiales militares y civiles para expulsar a Maduro, Juan Guaidó dice en una entrevista]

Las amenazas de Trump de invadir Venezuela, junto con su nombramiento de Abrams, muestran que a pesar de que se opuso a la idea de la promoción de la democracia y el aventurero militar, Trump no pudo resistir el reflejo intervencionista del gobierno de los Estados Unidos. Ese reflejo, basado en la idea de que el hemisferio sigue siendo un área de la hegemonía de los EE. UU. Y que las fuerzas armadas de los EE. UU. Pueden "enseñar democracia" a países más pequeños, ha caracterizado la larga historia de las relaciones entre los Estados Unidos y América Latina. Como reflejo, funciona independientemente de la evidencia sobre sus efectos. Venezuela es un buen ejemplo: en 2002, el gobierno de George W. Bush, utilizando los servicios de Abrams, apoyó un golpe de estado fallido contra el entonces presidente Hugo Chávez. Chávez pronto consolidó su poder como héroe antiimperialista.

Entonces, ¿qué sugiere esta historia sobre los resultados probables de la intervención de los Estados Unidos en Venezuela hoy?

Uno de los resultados es que la estrategia pro-Guaidó de Trump fracasa: el gobierno de Maduro reprime violentamente la rebelión en las calles, y el país regresa al atolladero de mala gestión y miseria que en los últimos años ha creado una avalancha de refugiados de Venezuela. Esto parece menos probable que la última vez que Maduro sofocó la rebelión, en 2017, dado el frente unificado que ahora ofrece la oposición en la Asamblea Nacional y la actitud tibia de las fuerzas armadas.

Esto podría sugerir una segunda posibilidad, que también representaría un fracaso para Trump: que las fuerzas armadas eliminen a Maduro y aseguren la continuidad de sus privilegios y la mala gestión de la economía nacional. El Zimbabwe posterior a Robert Mugabe es un buen ejemplo de este tipo de "transición". No hay elecciones libres; La represión y la miseria económica quedan como antes. El actual presidente, Emmerson Mnangagwa, fue durante décadas el hacha de Mugabe y lideró algunos de los ataques más violentos contra los opositores políticos, que continuaron la semana pasada cuando la represión de su gobierno provocó 12 muertes, 78 víctimas de disparos, cientos de casos de agresiones o torturas. , y suficientes arrestos para llenar las cárceles más allá de su capacidad. El dictador se ha ido, pero sus antiguos compinches aún gobiernan el país sin un verdadero cambio democrático.

Una tercera opción en Venezuela se ha abierto con la entrada de Estados Unidos en la refriega. Las declaraciones agresivas y las amenazas de intervención provenientes del gobierno de Trump podrían resultar en un conflicto armado. Para el gobierno de Maduro, las amenazas de Washington y su reconocimiento de Guaidó son un regalo precioso: le permitirán reclamar una legitimidad renovada y consolidar el apoyo de las fuerzas armadas ante una amenaza externa. En este contexto, Jair Bolsonaro en Brasil y otros autodeclarados seguidores de Trump en América Latina contribuirían significativamente a una nueva América Latina que se parecería a la de los años de la Guerra Fría, cuando los regímenes autoritarios socavaron el estado de derecho y violaron los derechos humanos. con el respaldo y apoyo de Estados Unidos y, en el caso de Cuba, la Unión Soviética.

También hay una cuarta opción, una que sería bienvenida por la mayoría de las partes. Aunque varios países latinoamericanos y europeos han retirado su reconocimiento del gobierno de Maduro, México y Uruguay no lo han hecho. Como tales, podrían establecer una negociación pública con las diferentes partes, evitando tanto una guerra civil como una intervención extranjera.
La experiencia de Centroamérica muestra que las negociaciones regionales y multilaterales pueden poner fin a los conflictos. Los acuerdos de Esquipulas a mediados de los años ochenta ayudaron a dirigir el proceso de paz en El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Los acuerdos fueron en parte producto de la iniciativa Contadora, que involucró a Colombia, México, Panamá y Venezuela como intermediarios, y eventualmente llevó al final de las guerras civiles en la región centroamericana. En la situación actual, la intermediación de un resultado pacífico solo puede ser realizada por intermediarios que reconocen al gobierno de Maduro como un partido, negando el juicio sobre las formas en que ha podido mantenerse en el poder.

Sin embargo, la naturaleza autoritaria del liderazgo actual en Venezuela y los Estados Unidos milita contra esa solución. En la retórica de Maduro, todos los problemas en el país han sido causados ​​por los imperialistas de Washington. Hay un sector considerable en la izquierda en América Latina y Estados Unidos que está de acuerdo con esta evaluación, así como con la noción de que la opresión política y el sufrimiento que ha causado son herramientas justificables para un líder todopoderoso: primero Chávez y ahora , en menor medida, Maduro, que puede expresar y movilizar de manera única los sentimientos de las personas. Esta posición ahora está siendo respaldada por el gobierno ruso. El presidente Vladimir Putin recientemente desplegó dos bombarderos en Venezuela y advirtió a los Estados Unidos que no intervinieran.


Para Trump, su instinto determina si un régimen autoritario es bueno o malo. Aunque se siente atraído por gente como Putin, Kim Jong Un y Rodrigo Duterte, también es susceptible de demonizar a otras figuras autoritarias debido al estímulo, en este caso, de John Bolton en su Gabinete y Marco Rubio (R-Fla .) en el senado. Además de un esfuerzo multilateral de mediación, el único impedimento para que Trump convierta las amenazas en acción sería el rechazo del Congreso. Debido a que América Latina no es una alta prioridad en Washington, la intervención podría convertirse en una realidad. Respaldaría la asediada imagen de Trump como un líder fuerte y podría apuntalar sus deslizables encuestas mientras se dirige al 2020.

La situación interna en Venezuela se está convirtiendo en un concurso de implicaciones globales: el populismo extremista de derecha y su intervencionismo autoritario frente a los restos dictatoriales del régimen de Chávez. Aún está por verse si la democracia tiene un lugar en esta batalla. (fin)








martes, 21 de agosto de 2018

MIGRANTES: LA INVASIÓN TIENDE A SER REAL

Antes de que se produjera una ola de pateras y zodiacs arribando a las costas españolas, italianas y helénicas, convertidas ahora en una invasión, aunque algunos no quieran reconocerlo, los países europeos se servían de los visados para establecer un filtro que seleccionaba a los magrebíes y subsaharianos para permitirles o no la entrada en sus territorios. Todo ese sistema se ha venido abajo en poco tiempo. Los migrantes se burlan estrepitosamente de los visados. Ahora, lo único que hace falta es formar un grupo y, con ayuda o no de las mafias que trafican con estas personas, agenciarse una embarcación y lograr atravesar el mediterráneo o verse ayudados por un navío de las ONG que patrullas las aguas internacionales, cercanas a las costas libias y marroquíes.
En el caso de España, Marruecos tiene una gran responsabilidad para atajar o no esta invasión. Al albedrío de la no siempre correcta relación política con Madrid, el reino permite o no este tráfico, tanto en lo que concierne a las fronteras de Ceuta y Melilla, como a los que se lanzan al agua, incluso en colchones playeros, como se ha visto estos días.
La UE ha decidido incrementar la ayuda financiera que se entrega a Rabat para que de una vez sea un socio responsable y cumpla con el compromiso, asumido pero no siempre cumplido, de hacer frente a la corriente ilegal migratoria.
Las ONG, que enarbolan la bandera del derecho humanitario, no quieren reconocer que su acción, las convierten en cómplices indirectos de las mafias. Está muy bien apelar a la ayuda humanitaria, pero  habría que preguntarles ¿qué limite se han puesto en sus objetivos: embarcar a 10, 50 o 100 millones de africanos hasta que los países europeos revienten?
Si estas ONG quieren ayudar a los africanos, que se instalen en el continente negro (algunas lo han hecho) y que sea allí donde cooperen para crear incentivos económicos que permitan que los africanos ya no necesiten echarse a la mar, porque pueden vivir en sus países de su trabajo.
Mientras tanto el trasiego de los “barcos humanitarios” es constante: se recoge a los migrantes en el mar; se les lleva a un puerto europeo, y se vuelve a salir para repetir este proceso.
El histórico general francés, Charles de Gaulle, con su visión de oráculo afirmaba que una migración descontrolada pondría en peligro nuestra civilización judeo-cristiana. Pues bien, la situación ahora es infinitamente peor que en los años setenta. Bruselas y las ONG no se dan cuenta de que Europa no puede acoger toda la miseria del mundo.
Quienes afirman que la acogida de migrantes no implica un efecto llamada, mienten descaradamente. Pondré un ejemplo que conozco personalmente. En un pueblo de la Kabilia argelina, un joven llamó por teléfono a su familia para decirles que había desembarcado en una playa alicantina y lo habían conducido a un CIE. Pues bien, los amigos de este muchacho le dijeron que, visto su éxito, ellos se estaban preparados para imitarle. Sí señores; existe el efecto llamada y lo seguirá existiendo gracias al descontrol de las ONG y otros factores.
Las ONG dicen que ellos no desembarcarán en Libia a los africanos que recogieron cerca de sus costas. Bien, pero Libia se mantiene como el país de tránsito y embarque de las pateras. Los libios no acogen con palmas a los africanos, pero éstos no cesan de atravesar las fronteras de ese país aunque sigan maltratándolos. La opción es dirigirse a Marruecos, ya que Túnez es un caso aparte y el gobierno tunecino, a diferencia de Marruecos, si está vigilando sus fronteras con Libia y actúa enérgicamente. La única migración que sale de Túnez es la de los jóvenes tunecinos que intentan llegar a Lampedusa u otras islas italianas, lo que ahora se les ha puesto difícil con el nuevo gobierno en Roma.
Las ONG , aunque lo niegan, hacen en la práctica el mismo papel de las mafias por “humanidad” y son responsables de este continuo goteo de migrantes en los puertos europeos. Eso no resolverá el problema.

YA NO CABEN MAS

El “Aquarius” desembarcará hoy, miércoles, en Malta una nueva “hornada” de migrantes, que serán acogidos por varios países europeos, entre ellos España. Es de suponer que una vez cumplida esa misión, el navío regresará a las aguas cercanas a las costas Libia para proseguir su misión “humanitaria”. Y esto puede convertirse en el cuento de nunca acabar, para regocijo de las mafias que trafican con los refugiados africanos.
En estos momentos hay cinco barcos de las ONG que patrullan en aguas internacionales a la altura de las costas libias: Aquarius; Sea Watch-3; Seefuchs; Lifeline; y Open Arms. ¿Por qué se puede discrepar de su acción humanitaria? Por la sencilla razón de que, en la práctica, representa un factor de complicidad con las mafias de traficantes.
Con anterioridad a la llegada de esa flotilla, los traficantes estaban obligados a llevar a los migrantes hasta las islas de Lampedusa y Sicilia. Ahora les basta con alejar a sus pateras a unos centenares de metros de la costa libia y lanzar un SOS a las ONG para que envíen uno de sus barcos a socorrerlos. “Es mucho más fácil” dice uno de los traficantes citados por la prensa italiana.
Pongamos el caso de uno solo de esos barcos, el “Open Arms”. Según “Pro-Activa”, la ONG que lo financia, ha podido socorrer a unos 59.213 refugiados desde que fue botado en  julio de 2017. Las ONG estiman en 11.000 euros el coste diario de su acción, pero reconocen que por ahora no tienen problema de financiación .
Estamos ante un verdadero laberinto, entre la voluntad de acoger a los refugiados africanos y la capacidad de absorción de los países europeos; en particular los de la franja sur de la UE. Esa capacidad no puede ser ilimitada, como ha reconocido el presidente francés, Emanuel Macron, para quien las ONG “están haciendo mas fácil el trabajo de las mafias”.
Contrariamente a lo que podría suponerse, las opiniones públicas de los países europeos no solo no sostiene la acción de las ONG sino que las crítica. En las redes sociales pueden verse algunos ejemplos, como “Nos hemos convertido en una basurera, que las ONG llenan con la complicidad pasiva de nuestros gobiernos”, o “Estamos hartos de esas ONG, que se dicen humanitarias, que no son mas que cómplices de los traficantes. Estamos hartos de ser invadidos por todos esos extranjeros. Pronto no habrá señal de raza blanca en el suelo francés”, o “Europa se ha convertido en el Africa del Norte. Muchas gracias a esos traidores de políticos, asociaciones y periodistas”.
Cierto que esas frases son muy duras, pero es lo que hay en las redes sociales. Ignorarlo va a ahondar el vacío entre los gobiernos y la gente que reclama medidas con carácter urgente para remediar esta crisis que se profundiza cada día.
En vez de barcos, lo que se necesita es que los países de tránsito de los refugiados, Marruecos, Libia, Mauritania, Turquía, se comprometan, previa ayuda financiera, a hacer lo posible para impedir, dentro de lo posible, esa hemorragia de botes y pateras. Túnez es el país que más coopera en ese sentido. Turquía también actúa en el mismo sentido.
Porque ya no caben más.

domingo, 29 de julio de 2018


Con todo respeto
Estamos llegando al límite de lo que puede acoger España en materia de emigrantes.  No hay que taparse los ojos; ésta es la realidad.
Las ONG están jugando un papel negativo, aunque no quieran entenderlo así. La protección de derechos humanos está muy bien, pero la acogida de toda la miseria del mundo no es posible y hay que comprenderlo así.
Ya no son las pateras interceptadas en el estrecho de Gibraltar. Ahora llegan a las playas andaluzas en botes y los emigrantes salen corriendo en medio de los turistas asustados por este espectáculo.
Es una verdadera invasión. España no puede convertirse en un anexo de África. Está en grave peligro nuestra civilización judeo-cristiana. No es un problema de racismo; es una cuestión de supervivencia. No es cierto que los españoles sostenemos la invasión africana. Italia ha adoptado una vía de recurso y España no puede continuar siendo ahora el principal punto de llegada de los emigrantes africanos. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Si no ponemos coto a la invasión los españoles llegara un día en que seremos minoría en nuestro propio país. ¿Se dan cuenta de esa hipótesis espeluznante?
Los guardias civiles atacados con cal viva en Ceuta, apaleados y sin capacidad para hacer frente a la invasión.
Esto no puede seguir así.


Manuel Ostos
Antiguo corresponsal de:
Agencia EFE
El País.

molop1943@gmail.com


sábado, 2 de junio de 2018


UNA AMBICIÓN DESMEDIDA  

Una ambición desmedida por el poder ha llevado a Pedro Sánchez a aceptar el apoyo de todos los diablos de la anti-España: los secesionistas catalanes y vascos, y los de la extrema izquierda representada por Iglesias y sus consortes.
Urkullu cambió a última hora de chaqueta por un mayor plato de lentejas, e Iglesias besuqueó rendido al líder socialista implorando una cartera ministerial, que el de Ferraz no le va a dar por ahora en esta andadura.
Sánchez debiera haber tenido la decencia de rechazar el voto de los catalanistas y de Bildu. “Si me quieren votar, allá ellos”, hubiera podido decir, pero no lo hizo, y en consecuencia la coalición que le llevo al poder es lo más heteróclito y vergonzoso del abanico político.
Es evidente que uno de los grandes males de la política en España es la corrupción que se ha llevado por delante a Rajoy. Pero existen otros males tan denigrantes: vender su alma al diablo por el poder; tener poca decencia en los actos políticos personales y no renegar de sus impresentables aliados de fortuna.
Tarra ha dicho que quiere hablar con Sánchez “de gobierno a gobierno”, tirando por la calle de en medio. Urkullu ya no se contenta con 500 millones, y Podemos va a tirar la soga hasta que el socialista le ofrezca algunos caramelos.
Lo políticamente correcto sería que Sánchez convocara nuevas elecciones para comprobar si su aura ante los españoles es tan grande como se cree él mismo. Pero no lo va a hacer hasta que culmine la legislatura, confiando en que eso le de el tiempo suficiente para ganar algunos enteros ante la opinión pública. Difícil tesitura si la hay porque tan corruptos han sido los socialistas como los populares.
De esta jaula de grillos, Rivera es el que tiene un mejor porvenir por delante, así que no es de extrañar de que la extrema izquierda y los secesionistas catalanes le tilden de fascista y de franquista. ¡Qué fácil es, hoy en día, lanzar tales insultos para lo que no tienen argumentos válidos! Insultar, como calumnia que algo queda, les encanta a esas huestes republicano-marxistas y chavistas de baja estofa.
El francés Clemenceau dijo, con atino, que la guerra era un asunto demasiado serio para dejárselo a los militares. Claro que la política no es menos seria para ponerla en manos de un Sánchez deslavado con lejía.

manuel ostos






miércoles, 2 de mayo de 2018


MAYO 68 MAYO 2018 COINCIDENCIAS IMPROBABLES


Las manifestaciones estudiantiles que tienen lugar actualmente en la capital francesa, y las escenas insólitas de violencias que acompañaron los desfiles de este Primero de Mayo, han llevado a algunos analistas a imaginar que podría volver a repetirse la revolución de 1968, a la que poco faltó para desembocar en un golpe de Estado.

No existen verdaderas similitudes entre ambos acontecimientos, por lo que asimilarlos no me parece correcto ni oportuno.

El mayo 68 francés se inició como una revuelta juvenil que, en sus últimas fases, pretendía cambiar profundamente la sociedad introduciendo en ella una fuerte dosis de populismo. Pero fue, cuando los aparatos sindicales adoptaron la decisión oportunista de unirse a los estudiantes, declarando una huelga general que llegó a paralizar todo el país, el momento en que aquello se transformó en un conato de insurrección hasta hacer tambalear al régimen.

Nada esto ocurre ni va a ocurrir este mayo. Los sindicatos se han curado en salud y saben que no ha llegado el momento de optar poa la huelga general. Cierto es que los motivos de descontento no faltan. Por no citar más que uno existe el de la reforma social de la red de ferrocarriles (SNCF) en el marco de una privatización con demasiados flecos.

En mayo 68 la oposición política representada por la izquierda socialista, con sus líderes históricos, Mendes-France y Mitterrand, y el partido comunista, se incorporaron a la revuelta inicial porque creyeron que había llegado el momento de tumbar al gobierno de derechas para constituir un gobierno alternativo de “unidad nacional”. El golpe de Estado se puso entonces em marcha.

Este mayo, el partido socialista se encuentra en estado de descomposición avanzada; los comunistas cuentan también poco; la derecha está también dividida, y el Parlamento está dominado por el nuevo partido de Emanuel Macrón (La república en marcha) donde cohabitan centristas, gentes de derecha y de izquierda, liberales y de otros talentes). Absurdo es creer que el régimen se encuentre en peligro.

En mayo 68, el estudiantado tuvo que cohabitar con una importante fracción de anarquistas que se atrincheró en la Sorbona. El terreno ya estaba abonado por los maoístas para que se desatara la violencia. La revolución cultural china se encontraba en pleno apogeo. Y con todo, los extremistas se defendieron en las barricadas del barrio latino pero no organizaron batallones de choque como los que se han visto en Paris este Primero de Mayo.

El tradicional desfile sindical de este mayo, generalmente protegido por los servicios de orden de los propios sindicatos, se vino abajo cuando se colocaron al frente de la marcha un millar de encapuchados violentos que atacaron a las fuerzas del orden y causaron enormes destrozos en el mobiliario urbano.

Estos ”casseurs”  (destructores) no son simples gamberros. Proceden de los pueblos limítrofes de la capital; son jóvenes desocupados que han sucumbido a la propaganda islamistas, quieren hacer la guerra por su cuenta y les encanta destrozar todo lo que se les ponga por delante. Están encuadrados en el autoproclamado “Black bloc” emergente del que por ahora muy poco se sabe. Y está descartada cualquier afinidad con el estudiantado o los sindicalistas.

Tampoco se sabe de estos “destructores” que este 1 de mayo actuaron como alimañas, que para la extrema izquierda que encarna, Jean Luc Melenchon, se tratarían de bandas juveniles de la extrema derecha fascista; mientras la derecha afirma, por el contrario, que provienen de “la izquierda de la izquierda”.

 El gobierno parece haber aprendido las lecciones de Mayo 68 para no caer en los errores que pusieron en jaque al histórico, Charles de Gaulle, llevándole a no descartar su dimisión del puesto presidencial. El general, arropado por el Ejército, se rehízo a tiempo y retomó el mando con la ayuda implícita de unos sindicatos que se habían hartado de la impreparación de una juventud bastante desorientada.

El presidente Macrón sabe que no existen similitudes entre uno y otro caso; que no va a ser empujado a la dimisión, ni mucho menos, porque no existe ninguna fuerza parlamentaria con el poder suficiente para sustituirse al régimen vigente.

La sociedad francesa se ha vuelto más madura, ha cambiado lo suficiente para entender que el peligro viene ahora del terrorismo islamista y de esa masa juvenil sin trabajo, de “dealers” de la droga, de la prostitución y de todos los tráficos, que domina los barrios periféricos de muchas ciudades.   

Mayo 68 fue una revolución, es cierto, pero una revolución un tanto romántica que protestaba por la guerra de Viet-Nam, que se agolpaba con placer en los festivales hippies de Amougies , de Woodstock y la isla de Wight, que en vez de violencia prefería hacer el amor y no la guerra. Este mayo parisino es diferente.



Manuel Ostos






domingo, 15 de abril de 2018


PARA QUE SIRVEN LAS NACIONES UNIDAS?



La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue fundada en 1945 para dirimir las diferencias entre los paises miembros, preservar la paz mundial y garantizar la solución política de los conflictos. En su Carta programática, la ONU  codifica los grandes principios de las relaciones internacionales, reprimiendo todo acto de agresión u otra ruptura de la paz. El Consejo de Seguridad, donde cinco países tienen derecho de voto (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido) tiene como principal responsabilidad el mantener la paz y la seguridad internacionales.
Por lo tanto, en acorde con el derecho internacional, todo acto de agresión no autorizado por el Consejo constituye “de facto” una violación de los principios que dieron nacimiento a la ONU. Cierto es, sin embargo, que frente al derecho de veto, muchas de las resoluciones presentadas al Consejo no llegan a materializarse.
La idea de que se puede estar dentro y fuera de las Naciones Unidas ha sido puesta en práctica desde el mismo día en que fueron creadas. El primer ejemplo es el de Israel que, de manera sistemática, ha desatendido todas las resoluciones del Consejo relativas a los territorios ocupados por este país a partir de la guerra israélo-árabe de 1967.
Los EEUU invadieron Irak en marzo de 2003 sin tener en cuenta al Consejo, acusando a Bagdad de disponer de un arsenal de armas de destrucción masiva, lo que luego se pudo comprobar que no correspondía a la realidad. Los EEUU querían liquidar al régimen de Sadam Husein y no les importaba violar tratados y derechos.
El pasado sábado, el presidente Trump, apoyado por la Primera ministro británica, Theresa May, y el presidente francés, Emanuel Macron, bombardearon diversas instalaciones militares sirias, en respuesta al empleo de gases tóxicos, presuntamente lanzados por el régimen de Bachar El Assad contra la localidad de Duma, en manos de los rebeldes.
Washington, Londres y Paris han asegurado que disponen de pruebas de que fue Damasco el responsable del empleo del arma química. Sus fuentes: los informes de sus servicios de inteligencia. Pero hasta ahora no han presentado la menor prueba fidedigna.
Los servicios de inteligencia no tenían agentes en Duma y, por lo tanto, sus fuentes eran los propios rebeldes y las fotos y videos mostradas por éstos en las redes sociales. Ni que decir tiene que estas fuentes no eran neutrales.
Cuando se dio a conocer el empleo de gases, el ejército sirio estaba a punto de penetrar en Duma, lo que hizo este domingo, de manera que uno puede interrogarse ¿para que gasear si la zona iba a ser ocupada?
No se ha prestado la atención debida a las declaración hecha por los rebeldes en el sentido de calificar de “farsa” el bombardeo del trío occidental, afirmando que su deseo fue y sigue siendo eliminar a El Assad. A los rebeldes no les basta con que Trump lance sus misiles; lo que desean es que se bombardee y mate al presidente sirio.
Pero el general Mattis, ministro estadounidense de Defensa, ha señalado que los EEUU no persiguen cambiar el régimen que gobierna en Damasco. Por lo tanto, el envío de misiles no ha satisfecho sus esperanzas.
¿Habrían montado los rebeldes del grupo, Jayish El Islam, el escenario del ataque neurotóxico? Difícil de creer; sería una verdadera provocación, pero no puede afirmarse que es imposible. La rebelión contra El Assad está retrocediendo en todo el país desde que Rusia e Irán se han puesto del lado de Damasco, y a estas alturas los rebeldes no son criaturas incapaces de organizar una matanza de esas características, si estiman que la reacción occidental les va a ayudar en sus intentos de eliminar al régimen legal que gobierna Siria.
 Es oportuno recordar que cuando Sadam Husein empleó masivamente el arma química, durante la primera guerra del Golfo, contra la población de kurdos iraquíes, y luego contra Irán, los países occidentales no reaccionaron contra el dictador de Bagdad, porque entonces le estaban apoyando. Cinco mil habitantes del pueblo iraquí de Halabja murieron a causa de los efectos de gases sarín, mostaza y Tabum, y otros diez mil resultaron seriamente heridos.
En octubre de 2013 el semanario francés “Le Nouvel Observateur” afirmó que tres empresas francesas (Carbone Lorraine, Protec y De Dietrich) habrían ayudado a Irak a la producción de gases. Las tres firmas aseguraron que nunca vendieron directamente a Bagdad sus productos, añadiendo que “no podían ser responsables de lo que pudieran hacer los intermediarios”. La asociación de víctimas de Halabja afirma que Francia no fue el único país occidental que ayudó a Husein a crear sus reservas de gases tóxicos.
¿Para que sirve la ONU, pues, si lo que debía ser un cortafuegos se convierte en una barrera minúscula que algunos gobiernos saltan alegremente? El general De Gaulle decía la ONU era “esta extravagancia” (ce machin) que para poco servía. Tenía razón el hombre que liberó a Francia de la invasión nazi. Y lo que dijo todavía sirve de referencia.

Manuel Ostos